26/08/2017, 16:04
El hombre no pudo contener las lágrimas al escuchar la oferta final del shinobi. Se dejó caer otra vez, realizando la misma torpe pero profunda reverencia mientras trataba de hablar con la garganta tomada. Cuando por fin fue capaz de deshacer el nudo que le aprisionaba el pecho, su voz sonó profundamente grata.
—Shi... Shinobi-dono... Yo... ¡Le estoy profundamente agradecido! —terminó por decir.
Luego se puso en pie, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. Mogura podría perfectamente vender la daga y no darle a aquel pobre laborante ni un sólo ryo, pero el leñador parecía confiar plenamente en él. Quizá asumiese que los ninjas eran personas de palabra, como los samurái... Nada más lejos de la realidad.
—Shi... Shinobi-dono... Yo... ¡Le estoy profundamente agradecido! —terminó por decir.
Luego se puso en pie, secándose las lágrimas con el dorso de la mano. Mogura podría perfectamente vender la daga y no darle a aquel pobre laborante ni un sólo ryo, pero el leñador parecía confiar plenamente en él. Quizá asumiese que los ninjas eran personas de palabra, como los samurái... Nada más lejos de la realidad.