8/09/2017, 17:45
Una chica rubia, de mirada sugerente y figura atractiva salió de la habitación de Aiko a la mañana siguiente, lanzando un beso al aire a modo de despedida, antes de cerrar la puerta. Quien la hubiese visto alguna vez, la hubiese reconocido al instante: era la viva imagen de Sakamoto Noemi.
Cruzó el pasillo, el patio y la salida a los Dojos con gesto altivo y mirada imponente, como si aquel mundo le perteneciese y el resto de la humanidad fuesen gusanos a los que tenía la bondad de permitir su mera existencia. Pero incluso aquel estado de superioridad era una forma contenida a cómo realmente se sentía. Una forma diminuta y raquítica a cómo se encontraba. Ella era mucho más que eso…
… o, más bien, él.
Cuando creyó estar a una distancia segura, el Henge se deshizo, mostrando a un Datsue con ojeras, chupetones en el cuello y el asomo de un arañazo al principio de la espalda. Cualquiera diría que había pasado una mala noche… hasta que se fijasen en su sonrisa, eterna y enorme, y en el brillo en sus ojos. Un brillo que reflejaba… euforia. Simple pero pura euforia.
Sin ser capaz de contenerse más, hinchó el pecho, echó la cabeza hacia atrás, y con voz potente y aguda aulló:
—¡AUUU, AUUU, AUUUUUUUUUUUUUUUUUU! —el aullido de un lobo a la luz de la luna. Solo que allí no había ninguna luna, ni él era lobo alguno. Pero aquel día, o, más bien, en la madrugada de aquel día, se había sentido como uno.
Acto seguido emitió un quejido de dolor y se encorvó, llevándose las manos bajo el ombligo… El precio por tantas dosis de felicidad. El Uchiha sonrió. Hubiese pagado gustoso más del doble por ello.
Cruzó el pasillo, el patio y la salida a los Dojos con gesto altivo y mirada imponente, como si aquel mundo le perteneciese y el resto de la humanidad fuesen gusanos a los que tenía la bondad de permitir su mera existencia. Pero incluso aquel estado de superioridad era una forma contenida a cómo realmente se sentía. Una forma diminuta y raquítica a cómo se encontraba. Ella era mucho más que eso…
… o, más bien, él.
Cuando creyó estar a una distancia segura, el Henge se deshizo, mostrando a un Datsue con ojeras, chupetones en el cuello y el asomo de un arañazo al principio de la espalda. Cualquiera diría que había pasado una mala noche… hasta que se fijasen en su sonrisa, eterna y enorme, y en el brillo en sus ojos. Un brillo que reflejaba… euforia. Simple pero pura euforia.
Sin ser capaz de contenerse más, hinchó el pecho, echó la cabeza hacia atrás, y con voz potente y aguda aulló:
—¡AUUU, AUUU, AUUUUUUUUUUUUUUUUUU! —el aullido de un lobo a la luz de la luna. Solo que allí no había ninguna luna, ni él era lobo alguno. Pero aquel día, o, más bien, en la madrugada de aquel día, se había sentido como uno.
Acto seguido emitió un quejido de dolor y se encorvó, llevándose las manos bajo el ombligo… El precio por tantas dosis de felicidad. El Uchiha sonrió. Hubiese pagado gustoso más del doble por ello.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado