11/09/2017, 18:00
(Última modificación: 11/09/2017, 18:08 por Uchiha Akame.)
Toc, toc, toc.
Serían tres golpes secos como martillazos de herrero, suaves pero cargados de una firmeza palpable. Si ninguno de los presentes abría la puerta, al cabo de unos momentos volverían a sonar.
Toc, toc, toc.
Tres toques en la puerta de Datsue como tres campanadas de difunto. Con los gritos que habían estado dando tanto él como Chokichi, era imposible que no se les hubiese oído desde el pasillo.
Toc, toc, toc.
Tres toques más.
—¿Abogado? ¿Abogaaadooo? Sal ratita, ¡quiero verte la colita!
Serían tres golpes secos como martillazos de herrero, suaves pero cargados de una firmeza palpable. Si ninguno de los presentes abría la puerta, al cabo de unos momentos volverían a sonar.
Toc, toc, toc.
Tres toques en la puerta de Datsue como tres campanadas de difunto. Con los gritos que habían estado dando tanto él como Chokichi, era imposible que no se les hubiese oído desde el pasillo.
Toc, toc, toc.
Tres toques más.
—¿Abogado? ¿Abogaaadooo? Sal ratita, ¡quiero verte la colita!