13/09/2017, 18:27
—Mogura-kun, ¡a ti justo te quería ver!
Contestaría al llamado de atención el disperso shinobi. Realmente no sabía mucho sobre Umikiba Kaido, pero se le notaba un contento, tanto así que pasó por alto toda formalidad y no solo no llamó a Mogura por su apellido sino que usó un honorifico que no correspondía en lo absoluto.
Yo, bueno; me encuentro bien. Con un par de heridas aún por terminarse de curar, pero ahí vamos, sobre la puta marcha.
Sin duda alguna no estaba acostumbrado al lenguaje que manejaba el azulado muchacho. Kaido le extendió su brazo derecho, con la intención de realizar una apretón de manos, pudo ver entonces los vendajes. Esperaba que hubiese aprendido algo de su combate con la suicida inmortal y el entretenimiento que habrían brindado a la totalidad del público.
Es bueno saber que se encuentra en buena forma, estoy seguro de que sus heridas estarán sanadas antes de su siguiente combate, Umikiba-san.
Estrechó entonces la mano de su compatriota, acompañando el gesto con una ligera reverencia.
—Y tú, ¿qué tal? ¿disfrutando del torneo? ¿qué te ha parecido hasta ahora? ¿Has visto...
Continuó hablando, pero en un momento hubo una pregunta que le costó formular.
... has visto lo que pasó en mi combate?
Por supuesto que estuvo ahí, no había forma de que se perdiera el combate entre la mujer que lo había sacado del torneo con un solo ataque y el egocéntrico campeón de Amegakure.
El Valle de los Dojos es un lugar muy caluroso, pero interesante. El torneo ofrece una oportunidad para encontrarse con gente de lugares muy diferentes.
Contestaría a su primer pregunta con un tono bastante tranquilo.
Watasashi-san fue quien me sacó del torneo, con un solo ataque.
Por supuesto que iba a ver su siguiente combate, esperaba que le fuese igual de bien, a decir verdad.
Contestaría al llamado de atención el disperso shinobi. Realmente no sabía mucho sobre Umikiba Kaido, pero se le notaba un contento, tanto así que pasó por alto toda formalidad y no solo no llamó a Mogura por su apellido sino que usó un honorifico que no correspondía en lo absoluto.
Yo, bueno; me encuentro bien. Con un par de heridas aún por terminarse de curar, pero ahí vamos, sobre la puta marcha.
Sin duda alguna no estaba acostumbrado al lenguaje que manejaba el azulado muchacho. Kaido le extendió su brazo derecho, con la intención de realizar una apretón de manos, pudo ver entonces los vendajes. Esperaba que hubiese aprendido algo de su combate con la suicida inmortal y el entretenimiento que habrían brindado a la totalidad del público.
Es bueno saber que se encuentra en buena forma, estoy seguro de que sus heridas estarán sanadas antes de su siguiente combate, Umikiba-san.
Estrechó entonces la mano de su compatriota, acompañando el gesto con una ligera reverencia.
—Y tú, ¿qué tal? ¿disfrutando del torneo? ¿qué te ha parecido hasta ahora? ¿Has visto...
Continuó hablando, pero en un momento hubo una pregunta que le costó formular.
... has visto lo que pasó en mi combate?
Por supuesto que estuvo ahí, no había forma de que se perdiera el combate entre la mujer que lo había sacado del torneo con un solo ataque y el egocéntrico campeón de Amegakure.
El Valle de los Dojos es un lugar muy caluroso, pero interesante. El torneo ofrece una oportunidad para encontrarse con gente de lugares muy diferentes.
Contestaría a su primer pregunta con un tono bastante tranquilo.
Watasashi-san fue quien me sacó del torneo, con un solo ataque.
Por supuesto que iba a ver su siguiente combate, esperaba que le fuese igual de bien, a decir verdad.
Hablo - Pienso