15/09/2017, 16:27
(Última modificación: 15/09/2017, 18:10 por Uchiha Akame.)
Tal y como Akame esperaba, su oponente no iba simplemente a quedarse quieto y esperar a ser rodeado y apalizado. Cuando vio a Kaido moverse, una breve sonrisa se dibujó en sus labios; «muéstrame esa fiereza que vi en Isla Monotonía, Kaido-kun».
El escualo desenfundó un kunai y lo orientó hacia el Akame real; éste, con su Sharingan, pudo ver cómo el amejin concentraba su chakra en torno al filo del arma. Fue tan solo un destello, algo leve, pero le obligó a cerrar los ojos el tiempo suficiente para escuchar un silbido cortando el aire; y luego el frío tacto del acero en su pierna derecha.
Cuando los abrió, vio cómo el Tiburón retrocedía para ganar algo de espacio y luego sus manos se entrelazaban en un sello. El Sharingan empezó a funcionar, y automáticamente la mano libre del Uchiha se contorsionó en una versión unimanual del mismo sello. Kaido infló su pecho, y lo mismo hizo Akame.
—¡Suiton! ¡Teppōdama!
El de Uzu expulsó una esfera de agua sumamente comprimida y veloz exactamente al mismo tiempo que su oponente. Ambos proyectiles chocarían al encontrarse, pero... Akame no era idiota. Gracias a su Kekkei Genkai había podido evaluar el nivel de chakra de Kaido y se sabía vencedor del choque.
Cuando su propia Teppōdama destrozase a la del Tiburón, continuando su implacable avance, el clon de cenizas —que se había situado estratégicamente en el flanco de Kaido, mientras éste centraba toda su atención en el Akame real— entraría en acción. Estando justo en el costado izquierdo del Tiburón le pegaría una señora patada en la baja espalda, buscando derribarlo hacia delante —por donde le venía el proyectil de agua—.
Luego ambos Akames, tanto el verdadero como el clon, darían un pequeño salto hacia atrás para ganar algo de distancia y conservar unos buenos cinco metros de separación con Kaido. Uno al frente, el otro detrás.
El escualo desenfundó un kunai y lo orientó hacia el Akame real; éste, con su Sharingan, pudo ver cómo el amejin concentraba su chakra en torno al filo del arma. Fue tan solo un destello, algo leve, pero le obligó a cerrar los ojos el tiempo suficiente para escuchar un silbido cortando el aire; y luego el frío tacto del acero en su pierna derecha.
Cuando los abrió, vio cómo el Tiburón retrocedía para ganar algo de espacio y luego sus manos se entrelazaban en un sello. El Sharingan empezó a funcionar, y automáticamente la mano libre del Uchiha se contorsionó en una versión unimanual del mismo sello. Kaido infló su pecho, y lo mismo hizo Akame.
—¡Suiton! ¡Teppōdama!
El de Uzu expulsó una esfera de agua sumamente comprimida y veloz exactamente al mismo tiempo que su oponente. Ambos proyectiles chocarían al encontrarse, pero... Akame no era idiota. Gracias a su Kekkei Genkai había podido evaluar el nivel de chakra de Kaido y se sabía vencedor del choque.
Cuando su propia Teppōdama destrozase a la del Tiburón, continuando su implacable avance, el clon de cenizas —que se había situado estratégicamente en el flanco de Kaido, mientras éste centraba toda su atención en el Akame real— entraría en acción. Estando justo en el costado izquierdo del Tiburón le pegaría una señora patada en la baja espalda, buscando derribarlo hacia delante —por donde le venía el proyectil de agua—.
Luego ambos Akames, tanto el verdadero como el clon, darían un pequeño salto hacia atrás para ganar algo de distancia y conservar unos buenos cinco metros de separación con Kaido. Uno al frente, el otro detrás.