28/09/2017, 13:07
Aquella vez, Daruu sintió rabia. Sintió rabia como un niño pequeño, pero es que lo que más deseaba de todo corazón era llevarse un recuerdo dulce de su estancia en los Dojos. Y ahora, ese recuerdo estaba ya roto, en el suelo, y enterrado bajo los gritos de Ayame y Zetsuo que, en una escalada de volumen, parecían a punto de golpearse.
Daruu apartó la mirada y la situó en la ventana, donde no pudiera cruzarse con la mirada de nadie, donde nada le molestase.
En el fondo, sabía que era cuestión de tiempo. En cuestión de tiempo, volverían a estar todos riendo y celebrando cualquier chorrada. En cuestión de tiempo, estarían de nuevo en equipo, trabajando los tres —Kori-sensei, Ayame y Daruu— codo con codo.
El muchacho cerró los ojos y deseó que dicho tiempo pasara pronto. Intentó dormirse, olvidarse de todo, y confiar en que al despertar tendría alguien a quien pudiera dar un abrazo sincero.
Daba igual que fuera Ayame, o la almohada en su habitación, a la que le contaría sus penas hasta que toda aquella incómoda situación pasase de largo como las hojas caducas de un árbol en otoño.
Daruu apartó la mirada y la situó en la ventana, donde no pudiera cruzarse con la mirada de nadie, donde nada le molestase.
En el fondo, sabía que era cuestión de tiempo. En cuestión de tiempo, volverían a estar todos riendo y celebrando cualquier chorrada. En cuestión de tiempo, estarían de nuevo en equipo, trabajando los tres —Kori-sensei, Ayame y Daruu— codo con codo.
El muchacho cerró los ojos y deseó que dicho tiempo pasara pronto. Intentó dormirse, olvidarse de todo, y confiar en que al despertar tendría alguien a quien pudiera dar un abrazo sincero.
Daba igual que fuera Ayame, o la almohada en su habitación, a la que le contaría sus penas hasta que toda aquella incómoda situación pasase de largo como las hojas caducas de un árbol en otoño.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)