29/09/2017, 18:44
Había oído muchas veces que para ser algo había que empezar desde lo más bajo, así que por eso se había pateado todo el País de la Espiral y parte del País del Fuego para llegar a aquella ciudad. Tanzaku Gai.
Era famosa por todos los locales que la conformaban, juegos de azar y mujeres sobre todo. No era muy partidaria de emborracharse y perder el conocimiento mientras te desplomaban de todo el dinero que guardabas en tu bolsillo, pero si apartábamos todo eso podía afirmar que en sí la ciudad era bastante bonita. O al menos tenía su encanto. Por eso estaba allí, por el encanto que desprendía la ciudad.
Hinchó sus pulmones con todo el aire que pudo del lugar... Y lo soltó tosiendo, el aroma del lugar tampoco es que tuviese mucho de bueno, precisamente... Pero bueno, había que tirar para delante con una sonrisa que para algo estaba allí, flauta a la espalda para poder comenzar.
Un descanso nunca venía mal, y más si te apetecía hacer algo que te gustaba.
Y cuando vio aquel cartel torcido en la pared de piedra de un recinto que desconocía, su interés por la ciudad creció aún más.
Todo aquel que quiera participar es bien recibido, ¡solo necesitáis melodía y voz! ¿Tocas el shamisen? ¿Tienes algún grupo? ¡Pues estamos interesados en ti! ¡Gana este concurso y llénate de fama y orgullo porque te lo has ganado!
No era precisamente lo que estaba buscando pero por algo se empezaba, ¿no? Así que después de leer las indicaciones del lugar, se dirigió al sitio marcado con una débil esperanza de encontrar a alguien con el mismo problema que ella.
Y es que tenía la melodía, pero no la voz.
Era famosa por todos los locales que la conformaban, juegos de azar y mujeres sobre todo. No era muy partidaria de emborracharse y perder el conocimiento mientras te desplomaban de todo el dinero que guardabas en tu bolsillo, pero si apartábamos todo eso podía afirmar que en sí la ciudad era bastante bonita. O al menos tenía su encanto. Por eso estaba allí, por el encanto que desprendía la ciudad.
Hinchó sus pulmones con todo el aire que pudo del lugar... Y lo soltó tosiendo, el aroma del lugar tampoco es que tuviese mucho de bueno, precisamente... Pero bueno, había que tirar para delante con una sonrisa que para algo estaba allí, flauta a la espalda para poder comenzar.
Un descanso nunca venía mal, y más si te apetecía hacer algo que te gustaba.
Y cuando vio aquel cartel torcido en la pared de piedra de un recinto que desconocía, su interés por la ciudad creció aún más.
¡Música maestro!
Todo aquel que quiera participar es bien recibido, ¡solo necesitáis melodía y voz! ¿Tocas el shamisen? ¿Tienes algún grupo? ¡Pues estamos interesados en ti! ¡Gana este concurso y llénate de fama y orgullo porque te lo has ganado!
No era precisamente lo que estaba buscando pero por algo se empezaba, ¿no? Así que después de leer las indicaciones del lugar, se dirigió al sitio marcado con una débil esperanza de encontrar a alguien con el mismo problema que ella.
Y es que tenía la melodía, pero no la voz.