1/10/2017, 03:39
La mirada seria de Umikiba Kaido le daba a pensar que no estaba bromeando con lo que pensaba, y que las palabras que estaban a punto de escapar de sus labios no eran otra cosa que el sincero reflejo de su pensamiento.
—¿Maldición? ¡pero qué dices, Mogu-san! ¿sabes lo que significa no poder morir en ésta jodida profesión? si los ninja vivimos cuidándonos las espaldas, trabajando en equipos y tratando de no quebrantar la paz entre las tres aldeas precisamente porque morir es de gratis en Oonindo. Basta que no pilles un kunai, y, zas; adiós luz que te apagaste.
No había necesidad de hablarle de lo fácil que podía morir la gente en Oonindo a un médico, ellos trabajan muy de cerca a ella como para conocerla lo suficiente.
Una sonrisa se dibujaría entonces en su rostro, y con esa expresión agregaría:
—Aiko ha sido bendecida, la inmortalidad no puede ser sino eso. Aunque por la cara que tienes seguro vas a discrepar. Ya sabes, los médicos con sus cabezas de científicos ven todo de una manera diferente.
Esa mujer ha muerto demasiadas veces. Su memoria se ha visto afectada cada vez que eso sucede, perdió recuerdos y olvidó cosas, algunas más importantes que otras probablemente. No es capaz de recordarnos ni recordar el combate, probablemente tampoco recuerda qué esta haciendo en este lugar...
Hizo una pequeña pausa para observar en dirección al hospedaje de las damas, donde teóricamente habría ido Aiko.
No me mal entiendas, Umikiba-san...
Diría para volver su mirada, seria como siempre, a su compañero.
Cualquier médico que haya perdido un paciente piensa en que debería haber una cura para la muerte. Watasashi-san parece tener algo similar a eso, pero la perdida de memoria podría enloquecer a cualquiera. ¿De qué sirve un soldado inmortal que no puede recordar una orden al revivir?
—¿Maldición? ¡pero qué dices, Mogu-san! ¿sabes lo que significa no poder morir en ésta jodida profesión? si los ninja vivimos cuidándonos las espaldas, trabajando en equipos y tratando de no quebrantar la paz entre las tres aldeas precisamente porque morir es de gratis en Oonindo. Basta que no pilles un kunai, y, zas; adiós luz que te apagaste.
No había necesidad de hablarle de lo fácil que podía morir la gente en Oonindo a un médico, ellos trabajan muy de cerca a ella como para conocerla lo suficiente.
Una sonrisa se dibujaría entonces en su rostro, y con esa expresión agregaría:
—Aiko ha sido bendecida, la inmortalidad no puede ser sino eso. Aunque por la cara que tienes seguro vas a discrepar. Ya sabes, los médicos con sus cabezas de científicos ven todo de una manera diferente.
Esa mujer ha muerto demasiadas veces. Su memoria se ha visto afectada cada vez que eso sucede, perdió recuerdos y olvidó cosas, algunas más importantes que otras probablemente. No es capaz de recordarnos ni recordar el combate, probablemente tampoco recuerda qué esta haciendo en este lugar...
Hizo una pequeña pausa para observar en dirección al hospedaje de las damas, donde teóricamente habría ido Aiko.
No me mal entiendas, Umikiba-san...
Diría para volver su mirada, seria como siempre, a su compañero.
Cualquier médico que haya perdido un paciente piensa en que debería haber una cura para la muerte. Watasashi-san parece tener algo similar a eso, pero la perdida de memoria podría enloquecer a cualquiera. ¿De qué sirve un soldado inmortal que no puede recordar una orden al revivir?
Hablo - Pienso