4/11/2017, 19:18
Apoyé mi espalda y mi pie derecho sobre el muro de piedra que unos momentos antes se alzaba frente a mí. Me crucé de brazos y me limite a observarlo todo con mi ojo izquierdo, el único por el que podía ver algo.
Una de las personas que estaba tirada en el suelo cuando me levanté también se había puesto de píe. También llevaba algo tapándole la cara, una máscara con una calabaza de sonrisa siniestra. Intentó quitársela también sin éxito alguno. Por un momento, quise saber cómo era mi mascara, pero luego se me paso.
Y no fue la única de las personas que lo intentó. Tras ella se fueron levantando el resto de los presentes y se intentaron quitar las máscaras sin éxito. Tal vez alguno de ellos solo estaba fingiendo, haciéndose pasar por una desafortunada víctima. En aquel momento no me fiaba de ninguno de ellos.
—. ¿Qué está ocurriendo? ¿Dónde estamos? ¿Y quiénes sois?
La primera de las personas que se había levantado tras de mí tenia voz femenina y el pelo largo. La mire de arriba abajo. Aun asi, fui incapaz de reconocerla, ni por la voz, ni por la ropa, ni por el pelo, ni por nada. Parecía asustada y confusa, pero también podía ser una triquiñuela.
— Yo... Me llamo Senju Riko y... creo que estamos todos igual que tú, no sabemos donde estamos, ni por qué estamos aquí...
El segundo, también de pelo blanco se presentó como Senju Riko. Por la voz habría jurado que era un chico, pero claro, nunca se sabía. Igual incluso, la persona que se había levantado primero, era un chico con el pelo largo y con una voz algo afeminada.
— Juro... Soy Eikyu Juro... No sé nada más que vosotros. Me acabo de despertar en las mismas.
Los tres parecían asustados, dos de ellos se habían presentado, pero la primera de todas, la que parecía ser una mujer, no había hecho más que lanzar preguntas. Claro, yo tampoco había dicho mi nombre, pero estaban todos tirados cuando me había levantado. Eso sí, tampoco pensaba decirlo. No me fiaba de ninguno de ellos. De ninguno.
—Yo soy Yogarasu Jin. —Mentí sin dudarlo ni un solo instante. —Tampoco se nada.
Allí hacía frío. El cielo comenzaba a nublarse sobre nuestras cabezas y amenazaba con la lluvia. Pero ¿Qué eran el frio y la lluvia para alguien que había nacido y se había criado en Amegukure? ¿Qué era ese tiempo para alguien que había entrenado desnudo bajo el abrazo del dios de la lluvia?. NADA.
Y entonces se empezaron a escuchar cosas. Pisadas, voces, risas, una espada siendo desenfundada. Perfecto. Podía ser el enemigo, pero también podía ser un amigo. Me fije bien. Estaba orgulloso de mi vista de cuervo, tal vez fuese capaz de distinguir algo a lo lejos.
—Se acerca alguien o algo y por las risas, las voces y el sonido de la espada saliendo de su funda, puede que no vengan en son de paz, pero me quedare a esperarlos aquí, cabe la diminuta posibilidad de que vengan a buscarnos y de no ser así… quien sabe, tal vez podamos conseguir arrebatarles sus armas, prefiero intentar pelear que entrar en esa casa que tiene un cartel luminoso que dice: “¿Quiere morir? Entre aquí y verá”, tendría que ser mi única posibilidad de sobrevivir, aunque creo que prefiero…
Antes de que pudiera terminar, empezó a llover. Me reincorpore y estire ambos brazos a los lados, recibiendo a la lluvia como si se tratase de una bendición.
—Perfecto, ahora estoy como en casa.
Aún así, había algo que no podía sacarme de la cabeza. Mis cuervos eran tres. Una hembra y dos machos. Aquellas personas eran tres. Y parecía que eran una chica y dos chicos. ¿Era coincidencia? O acaso…
Una de las personas que estaba tirada en el suelo cuando me levanté también se había puesto de píe. También llevaba algo tapándole la cara, una máscara con una calabaza de sonrisa siniestra. Intentó quitársela también sin éxito alguno. Por un momento, quise saber cómo era mi mascara, pero luego se me paso.
Y no fue la única de las personas que lo intentó. Tras ella se fueron levantando el resto de los presentes y se intentaron quitar las máscaras sin éxito. Tal vez alguno de ellos solo estaba fingiendo, haciéndose pasar por una desafortunada víctima. En aquel momento no me fiaba de ninguno de ellos.
—. ¿Qué está ocurriendo? ¿Dónde estamos? ¿Y quiénes sois?
La primera de las personas que se había levantado tras de mí tenia voz femenina y el pelo largo. La mire de arriba abajo. Aun asi, fui incapaz de reconocerla, ni por la voz, ni por la ropa, ni por el pelo, ni por nada. Parecía asustada y confusa, pero también podía ser una triquiñuela.
— Yo... Me llamo Senju Riko y... creo que estamos todos igual que tú, no sabemos donde estamos, ni por qué estamos aquí...
El segundo, también de pelo blanco se presentó como Senju Riko. Por la voz habría jurado que era un chico, pero claro, nunca se sabía. Igual incluso, la persona que se había levantado primero, era un chico con el pelo largo y con una voz algo afeminada.
— Juro... Soy Eikyu Juro... No sé nada más que vosotros. Me acabo de despertar en las mismas.
Los tres parecían asustados, dos de ellos se habían presentado, pero la primera de todas, la que parecía ser una mujer, no había hecho más que lanzar preguntas. Claro, yo tampoco había dicho mi nombre, pero estaban todos tirados cuando me había levantado. Eso sí, tampoco pensaba decirlo. No me fiaba de ninguno de ellos. De ninguno.
—Yo soy Yogarasu Jin. —Mentí sin dudarlo ni un solo instante. —Tampoco se nada.
Allí hacía frío. El cielo comenzaba a nublarse sobre nuestras cabezas y amenazaba con la lluvia. Pero ¿Qué eran el frio y la lluvia para alguien que había nacido y se había criado en Amegukure? ¿Qué era ese tiempo para alguien que había entrenado desnudo bajo el abrazo del dios de la lluvia?. NADA.
Y entonces se empezaron a escuchar cosas. Pisadas, voces, risas, una espada siendo desenfundada. Perfecto. Podía ser el enemigo, pero también podía ser un amigo. Me fije bien. Estaba orgulloso de mi vista de cuervo, tal vez fuese capaz de distinguir algo a lo lejos.
—Se acerca alguien o algo y por las risas, las voces y el sonido de la espada saliendo de su funda, puede que no vengan en son de paz, pero me quedare a esperarlos aquí, cabe la diminuta posibilidad de que vengan a buscarnos y de no ser así… quien sabe, tal vez podamos conseguir arrebatarles sus armas, prefiero intentar pelear que entrar en esa casa que tiene un cartel luminoso que dice: “¿Quiere morir? Entre aquí y verá”, tendría que ser mi única posibilidad de sobrevivir, aunque creo que prefiero…
Antes de que pudiera terminar, empezó a llover. Me reincorpore y estire ambos brazos a los lados, recibiendo a la lluvia como si se tratase de una bendición.
—Perfecto, ahora estoy como en casa.
Aún así, había algo que no podía sacarme de la cabeza. Mis cuervos eran tres. Una hembra y dos machos. Aquellas personas eran tres. Y parecía que eran una chica y dos chicos. ¿Era coincidencia? O acaso…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)