5/11/2017, 15:53
La primera figura con la máscara — la de pelo largo y voz aguda y chillona — se nombró como Aotsuki Ayame. También debía conocer al tal Riko, del torneo de los Dojos. En ese momento, su mente se iluminó, y por fin recordó a la chica.
« La casi campeona del torneo. ¿En que clase de situacion estamos? » — se preguntó, inquieto.
Al tal Riko no le recordaba, por lo que supuso que no habría llegado demasiado lejos o no le había causado una gran impresión. La tercera figura, que se encontraba tratando de escapar de un supuesto genjutsu segundos antes, se nombró como Jin. Ese nombre tampoco le sonó de nada.
Entonces, inmersos en ese caos, la pesadillas comenzó.
Al principio, fue un débil sonido. Pasos a la lejanía. Ramas rompiéndose. Lo suficiente como para que los cuatro se alertasen. Pero poco a poco, el sonido fue haciéndose más y más fuerte, acompañándose de una macabra risa, que, a su parecer, sonaba femenina.
Entonces, se escuchó lo que parecía ser una katana desenvainándose.
Los pasos se aceleraron. La risa. Las ramas rotas.
Se acercaban cada vez más.
« Son muchos. Son muchos y armados » — pensó Juro, aterrado. No tenían escapatoria. No podía enfrentarlos sin chakra y sin su marioneta. ¡Ni a un con ellos, demonios!
—¿Qué es eso...?N... no estamos solos.. Se acercan... corren hacia aquí...
— Esto no es bueno... — murmuró Juro. Casi podría considerarse cómico si no fuera por la situación — Tenemos que...
¿Huir? ¿A donde? Si corrían hacia la entrada, se los encontrarían. No podían escalar los muros así, eran muy altos y no tenían chakra. La única solución era aquella tétrica mansión.
—Se acerca alguien o algo y por las risas, las voces y el sonido de la espada saliendo de su funda, puede que no vengan en son de paz pero me quedare a esperarlos aquí, cabe la diminuta posibilidad de que vengan a buscarnos y de no ser así… quien sabe, tal vez podamos conseguir arrebatarles sus armas, prefiero intentar pelear que entrar en esa casa que tiene un cartel luminoso que dice: “¿Quiere morir? Entre aquí y verá”, tendría que ser mi única posibilidad de sobrevivir, aunque creo que prefiero…
Entonces, empezó a llover.
—Perfecto, ahora estoy como en casa
Juro se sintió enfermo. Lo sintió al escucharlo. Al ver como abría los brazos y recibía a la lluvia como a una vieja amiga. Estaba loco. Completamente loco. ¿Enfrentarlos? ¿Desarmarles?
—¿Pero estás loco? ¿Cómo te vas a enfrentar a ellos?Créeme, a mí tampoco me atrae para nada la idea de meterme en esa casa pero: Uno, se acercan varias personas hacia nosotros. Dos, he oído el sonido de espadas desenvainándose, por lo que deben estar armados. Y tres, nosotros ni estamos armados ni podemos realizar técnicas. O... al menos... yo no puedo...
— Yo tampoco. He perdido todas mis habilidades ninja... — confirmó Juro, mientras una teoría se formaba en su cabeza. Los cuatro estaban ahí, tirados, desarmados, sin habilidades. Alguien les había hecho eso. Pero... ¿Por qué? —. Estoy con Ayame. Son muchos y armados. ¿Cómo vamos si quiera a oponer resistencia? Nos masacrarían. Tenemos que escapar, y la única salida es ese tétrico lugar...
Su corazón latía a mil por hora. No tenían tiempo para discutir. No tenían forma.
— Tenemos que darnos prisa. Antes de que lleguen.
« La casi campeona del torneo. ¿En que clase de situacion estamos? » — se preguntó, inquieto.
Al tal Riko no le recordaba, por lo que supuso que no habría llegado demasiado lejos o no le había causado una gran impresión. La tercera figura, que se encontraba tratando de escapar de un supuesto genjutsu segundos antes, se nombró como Jin. Ese nombre tampoco le sonó de nada.
Entonces, inmersos en ese caos, la pesadillas comenzó.
Al principio, fue un débil sonido. Pasos a la lejanía. Ramas rompiéndose. Lo suficiente como para que los cuatro se alertasen. Pero poco a poco, el sonido fue haciéndose más y más fuerte, acompañándose de una macabra risa, que, a su parecer, sonaba femenina.
Entonces, se escuchó lo que parecía ser una katana desenvainándose.
Los pasos se aceleraron. La risa. Las ramas rotas.
Se acercaban cada vez más.
« Son muchos. Son muchos y armados » — pensó Juro, aterrado. No tenían escapatoria. No podía enfrentarlos sin chakra y sin su marioneta. ¡Ni a un con ellos, demonios!
—¿Qué es eso...?N... no estamos solos.. Se acercan... corren hacia aquí...
— Esto no es bueno... — murmuró Juro. Casi podría considerarse cómico si no fuera por la situación — Tenemos que...
¿Huir? ¿A donde? Si corrían hacia la entrada, se los encontrarían. No podían escalar los muros así, eran muy altos y no tenían chakra. La única solución era aquella tétrica mansión.
—Se acerca alguien o algo y por las risas, las voces y el sonido de la espada saliendo de su funda, puede que no vengan en son de paz pero me quedare a esperarlos aquí, cabe la diminuta posibilidad de que vengan a buscarnos y de no ser así… quien sabe, tal vez podamos conseguir arrebatarles sus armas, prefiero intentar pelear que entrar en esa casa que tiene un cartel luminoso que dice: “¿Quiere morir? Entre aquí y verá”, tendría que ser mi única posibilidad de sobrevivir, aunque creo que prefiero…
Entonces, empezó a llover.
—Perfecto, ahora estoy como en casa
Juro se sintió enfermo. Lo sintió al escucharlo. Al ver como abría los brazos y recibía a la lluvia como a una vieja amiga. Estaba loco. Completamente loco. ¿Enfrentarlos? ¿Desarmarles?
—¿Pero estás loco? ¿Cómo te vas a enfrentar a ellos?Créeme, a mí tampoco me atrae para nada la idea de meterme en esa casa pero: Uno, se acercan varias personas hacia nosotros. Dos, he oído el sonido de espadas desenvainándose, por lo que deben estar armados. Y tres, nosotros ni estamos armados ni podemos realizar técnicas. O... al menos... yo no puedo...
— Yo tampoco. He perdido todas mis habilidades ninja... — confirmó Juro, mientras una teoría se formaba en su cabeza. Los cuatro estaban ahí, tirados, desarmados, sin habilidades. Alguien les había hecho eso. Pero... ¿Por qué? —. Estoy con Ayame. Son muchos y armados. ¿Cómo vamos si quiera a oponer resistencia? Nos masacrarían. Tenemos que escapar, y la única salida es ese tétrico lugar...
Su corazón latía a mil por hora. No tenían tiempo para discutir. No tenían forma.
— Tenemos que darnos prisa. Antes de que lleguen.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60