18/11/2017, 11:35
Para suerte de Riko, la puerta no se cerró, se quedó tal cual la habían encontrado. Ayame estaba en el suelo, presa del terror que le había recorrido ver aquella grotesca imagen justo delante de sus ojos. Juro llegó después, y aunque no chilló, pareció estar en el mismo estado que Ayame. Riko fue un poco más allá y recogió el mapa que reposaba en el suelo, a los pies del hombre que colgaba del techo.
Reiji, bajo el nombre de Jin; era el que peor lo estaba pasando. Sin poder probar bocado de su bien preciado maíz se encontraba al borde de perder la cabeza, agazapado en el suelo agarrándose el estómago como si su vida dependiese de ello.
Algo pesado pareció caer en el portaobjetos del chico que no podía parar de pensar en su obsesión, sin embargo; si paraba a rebuscar en aquel lugar, hallaría un poco de maíz para saciar su hambre, más una nota arrugada donde decía con una letra pulcra y limpia: "No puedo matar de hambre a mis huéspedes."
De repente las luces de todo el lugar se encendieron, y la luz inundó cada rincón de aquella gran mansión en la que se encontraban encerrados. Ni Juro ni Ayame habían virado la vista del hombre que colgado se hallaba en una posición macabra, sin embargo, si sus ojos eran lo suficientemente suspicaces, verían cómo su mano izquierda se movía ligeramente.
—Cuatro... —murmuró una voz proveniente de todos lados y de ninguno a la vez —. Cuatro partes... Llave...
Y el cadáver del hombre cayó desplomado en el suelo, sobre la silla caída, por culpa de la cuerda en mal estado que sostenía el cuello malherido de aquel hombre.
Reiji, bajo el nombre de Jin; era el que peor lo estaba pasando. Sin poder probar bocado de su bien preciado maíz se encontraba al borde de perder la cabeza, agazapado en el suelo agarrándose el estómago como si su vida dependiese de ello.
Algo pesado pareció caer en el portaobjetos del chico que no podía parar de pensar en su obsesión, sin embargo; si paraba a rebuscar en aquel lugar, hallaría un poco de maíz para saciar su hambre, más una nota arrugada donde decía con una letra pulcra y limpia: "No puedo matar de hambre a mis huéspedes."
De repente las luces de todo el lugar se encendieron, y la luz inundó cada rincón de aquella gran mansión en la que se encontraban encerrados. Ni Juro ni Ayame habían virado la vista del hombre que colgado se hallaba en una posición macabra, sin embargo, si sus ojos eran lo suficientemente suspicaces, verían cómo su mano izquierda se movía ligeramente.
—Cuatro... —murmuró una voz proveniente de todos lados y de ninguno a la vez —. Cuatro partes... Llave...
Y el cadáver del hombre cayó desplomado en el suelo, sobre la silla caída, por culpa de la cuerda en mal estado que sostenía el cuello malherido de aquel hombre.
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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