10/12/2017, 00:07
(Última modificación: 10/12/2017, 21:39 por Aotsuki Ayame.)
—Deberíamos buscar también algo de comida, parece abandonado desde hace años, pero no sé, tal vez alguna lata de conserva aún sea comestible, no sabemos cuánto tiempo pasaremos aquí dentro… —dijo Jin, que estaba buscando junto a Juro entre los diferentes cajones de las encimeras.
Ayame arrugó la nariz en un gesto de asco.
—Pues no sé vosotros, pero yo paso de probar cualquier comida que pueda haber aquí. Ni siquiera sabemos cuanto tiempo lleva esto abandonado, pero juzgando todo ese polvo acumulado, debe ser mucho. Y ya no hablemos del agua —añadió, al ver que su compañero se ponía a abrir los grifos—. A saber cuánto tiempo lleva estancada en esos grifos. No, no. Ni hablar.
Sin embargo, y casi afortunadamente, no encontraron más que excrementos de ratón y alguna cuchara oxidada y doblada.
—Chicos, he encontrado... —dijo Juro desde su posición, pero se interrumpió sin llegar a terminar la frase.
—¿Qué ocurre, Juro-san? —preguntó Ayame, incorporándose y cerrando la nevera que había estado inspeccionando en ese momento.
Pero el chico no parecía escucharla. Seguía allí plantado, de pie, con los puños apretados con fuerza. Comenzó a temblar.
Y lo que ocurrió a continuación, sucedió tan deprisa que le costó un tiempo asimilarlo, y algo más para actuar en consecuencia.
Juro se abalanzó contra Riko y le empujó con violencia contra una encimera.
—Ju-Juro, ¿qué haces? —exclamó Riko, y entonces Juro alzó el puño para golpearle en el rostro—. ¡Chicos! ¡Ayuda, no sé qué le pasa!
Riko apenas tuvo tiempo para evitar el golpe, que le pasó rozando la mejilla, y empujó a su agresor con todas sus fuerzas para alejarlo de él. Ayame actuó por instinto. Se adelantó y tomó a Juro por el brazo para evitar que volviera a arremeter contra el peliblanco.
—¡Juro! ¡¿Pero qué estás haciendo?! ¿¡Qué ocurre!?
Ayame arrugó la nariz en un gesto de asco.
—Pues no sé vosotros, pero yo paso de probar cualquier comida que pueda haber aquí. Ni siquiera sabemos cuanto tiempo lleva esto abandonado, pero juzgando todo ese polvo acumulado, debe ser mucho. Y ya no hablemos del agua —añadió, al ver que su compañero se ponía a abrir los grifos—. A saber cuánto tiempo lleva estancada en esos grifos. No, no. Ni hablar.
Sin embargo, y casi afortunadamente, no encontraron más que excrementos de ratón y alguna cuchara oxidada y doblada.
—Chicos, he encontrado... —dijo Juro desde su posición, pero se interrumpió sin llegar a terminar la frase.
—¿Qué ocurre, Juro-san? —preguntó Ayame, incorporándose y cerrando la nevera que había estado inspeccionando en ese momento.
Pero el chico no parecía escucharla. Seguía allí plantado, de pie, con los puños apretados con fuerza. Comenzó a temblar.
Y lo que ocurrió a continuación, sucedió tan deprisa que le costó un tiempo asimilarlo, y algo más para actuar en consecuencia.
Juro se abalanzó contra Riko y le empujó con violencia contra una encimera.
—Ju-Juro, ¿qué haces? —exclamó Riko, y entonces Juro alzó el puño para golpearle en el rostro—. ¡Chicos! ¡Ayuda, no sé qué le pasa!
Riko apenas tuvo tiempo para evitar el golpe, que le pasó rozando la mejilla, y empujó a su agresor con todas sus fuerzas para alejarlo de él. Ayame actuó por instinto. Se adelantó y tomó a Juro por el brazo para evitar que volviera a arremeter contra el peliblanco.
—¡Juro! ¡¿Pero qué estás haciendo?! ¿¡Qué ocurre!?