14/12/2017, 00:19
Pero Daruu, con lo que parecía ser un escudo entre sus manos, se dio la vuelta y le dio la espalda. Ayame ladeó ligeramente la cabeza, extrañada ante tal comportamiento, pero antes de que pudiera preguntar al respecto, su compañero habló:
—Esto... te sienta muy bien, Ayame-chan... —dijo, con un hilo de voz.
—Q... ¿Qué dices? Esta ropa es horrible —replicó ella, con las mejillas arreboladas.
—Pues... Deberíamos planificar una pelea. Ya sabes, la cuerpografíaCOREOGRAFÍA, COREOGRAFÍA —se corrigió rápidamente, aunque Ayame no llegó a escuchar la primera parte.
Tampoco le importaba demasiado, pero Daruu actuaba de un modo muy extraño.
«Quizás me ve tan ridícula como me veo yo... y se está conteniendo para no reírse...»
De un momento para otro, su compañero arrojó el escudo a un lado, cogió un extraño shuriken que en lugar de un hueco en su centro tenía un eje y se lo arrojó. El arma trazó una elegante parábola en el aire y, aunque estaba lejos de alcanzarla, Ayame se apartó por puro reflejo.
—Vaaaya. ¿Te imaginas tener estas armas, pero de verdad? Sería curioso cuanto menos.
Comenzó a pasearse por la sala, sujetándose el mentón con una mano.
—No tenemos el guión y sólo tenemos la información que nos dio Takeuchi-san, así que todo lo que hagamos ahora va a ser pura improvisación —meditó en voz alta—. Se supone que cada uno estamos custodiando a un Señor Feudal, y que nuestras comitivas se encuentran en el Cruce del Kunai. Ahí es donde comenzará el combate, así que deberíamos empezar por algo de Taijutsu simple, ¿no crees, Daruu-kun?
—Esto... te sienta muy bien, Ayame-chan... —dijo, con un hilo de voz.
—Q... ¿Qué dices? Esta ropa es horrible —replicó ella, con las mejillas arreboladas.
—Pues... Deberíamos planificar una pelea. Ya sabes, la cuerpografíaCOREOGRAFÍA, COREOGRAFÍA —se corrigió rápidamente, aunque Ayame no llegó a escuchar la primera parte.
Tampoco le importaba demasiado, pero Daruu actuaba de un modo muy extraño.
«Quizás me ve tan ridícula como me veo yo... y se está conteniendo para no reírse...»
De un momento para otro, su compañero arrojó el escudo a un lado, cogió un extraño shuriken que en lugar de un hueco en su centro tenía un eje y se lo arrojó. El arma trazó una elegante parábola en el aire y, aunque estaba lejos de alcanzarla, Ayame se apartó por puro reflejo.
—Vaaaya. ¿Te imaginas tener estas armas, pero de verdad? Sería curioso cuanto menos.
Comenzó a pasearse por la sala, sujetándose el mentón con una mano.
—No tenemos el guión y sólo tenemos la información que nos dio Takeuchi-san, así que todo lo que hagamos ahora va a ser pura improvisación —meditó en voz alta—. Se supone que cada uno estamos custodiando a un Señor Feudal, y que nuestras comitivas se encuentran en el Cruce del Kunai. Ahí es donde comenzará el combate, así que deberíamos empezar por algo de Taijutsu simple, ¿no crees, Daruu-kun?