17/12/2017, 23:48
(Última modificación: 17/12/2017, 23:48 por Amedama Daruu.)
Pero Ayame, tras unos segundos de tenso silencio, se dio la vuelta y empezó a rebuscar de nuevo entre el cajón de las armas. Daruu negó con la cabeza y bajó la vista. «Es demasiado temperamental». Se acercó a ella, cruzado de brazos, dando por finalizada la planificación coreográfica por el momento. Ayame pareció decidirse por un florido kunai de tres puntas.
—Antes de eso... ¿puedo hablar contigo? —preguntó la muchacha.
—Claro que sí, ¿por qué no ibas a poder hacerlo? —«Vamos allá.»
—No lo he hablado con nadie aún pero... necesito contárselo a alguien —Ayame tomó aire. Evitaba mirar a Daruu a los ojos—. Desde el Torneo de los Dojos... Bueno, desde la final más bien, me da miedo combatir. No sé muy bien por qué, pero... lo que ocurrió contra ese Uchiha, me atormenta cada día... Fallé mi promesa, ni siquiera fui capaz de darle un golpe... perdí de forma humillante... y toda la gente estaba mirándome y... y...
—Y llegaste a la final de un torneo al que fueron los mejores genin de las tres aldeas —cesó Daruu, levantando la voz por encima de la de ella—. Cosa que ya es más que lo que hice yo, que quedé eliminado. ¿Sabes la envidia que te tenía por haber pasado de ronda? ¿Lo sabes? —Apoyó una mano sobre su hombro y la acarició con dulzura—. Luché contra un Uchiha también, y empaté, quedamos eliminados los dos... pero en ese momento supe que sólo podrían haber habido esas dos opciones, es decir... O daba fin al combate por mí mismo, o perdía. Pero no podía superarle.
Se dio la vuelta y avanzó unos pasos alejándose de Ayame. Meditó unos segundos antes de continuar.
—Sabes que tenía algo pendiente con Uchiha Akame desde hacía tiempo. Lo busqué, allá en los dojos, antes de tu combate contra él —dijo, serio—. Combatimos. Es extremadamente diestro, y a pesar de que tengo el Byakugan demostró una destreza en combate mayor que la mía. Es probable que sea el genin más fuerte en Uzushiogakure... De alguna manera... lo puedo sentir.
»¿Sabes qué es lo peor? Parecía que estaba rivalizando con él, pero cuando acabó el combate, me miró a los ojos, y sin ningún tipo de sello, sin previo aviso... Entré en un genjutsu. Una vez más. Como contigo. Y entonces sentí el beso del fuego. Pero también sentí algo más.
»Sentí que en una batalla real, estaría muerto.
Suspiró.
—Primero contra ti y luego contra Akame. Estaba frustrado. No sabía como contraatacarlos. Pero no me quedé llorando y sintiéndome un inútil. Me propuse trabajar para dejar de sentir que lo era. Para dejar de serlo. Por eso le pedí a tu padre que me enseñase a combatirlos. Por eso y nada más.
»Levántate, deja de llorar y pon cara de dura. Muerde con fuerza a la nada y aprieta los dientes. Supera tus debilidades y pule tus fortalezas. Y algún día, seremos los genin más fuertes de Amegakure, y luego, seremos chūnin, jōnin. Seremos ninjas fuertes que no se dejarán matar. Ni que maten a las personas que amamos. El mundo no es un torneo, es mucho más cruel. Si nos quedamos parados llorando, el resto va a seguir avanzando, y llegará un momento que tengamos que chocar kunais con ellos.
—Antes de eso... ¿puedo hablar contigo? —preguntó la muchacha.
—Claro que sí, ¿por qué no ibas a poder hacerlo? —«Vamos allá.»
—No lo he hablado con nadie aún pero... necesito contárselo a alguien —Ayame tomó aire. Evitaba mirar a Daruu a los ojos—. Desde el Torneo de los Dojos... Bueno, desde la final más bien, me da miedo combatir. No sé muy bien por qué, pero... lo que ocurrió contra ese Uchiha, me atormenta cada día... Fallé mi promesa, ni siquiera fui capaz de darle un golpe... perdí de forma humillante... y toda la gente estaba mirándome y... y...
—Y llegaste a la final de un torneo al que fueron los mejores genin de las tres aldeas —cesó Daruu, levantando la voz por encima de la de ella—. Cosa que ya es más que lo que hice yo, que quedé eliminado. ¿Sabes la envidia que te tenía por haber pasado de ronda? ¿Lo sabes? —Apoyó una mano sobre su hombro y la acarició con dulzura—. Luché contra un Uchiha también, y empaté, quedamos eliminados los dos... pero en ese momento supe que sólo podrían haber habido esas dos opciones, es decir... O daba fin al combate por mí mismo, o perdía. Pero no podía superarle.
Se dio la vuelta y avanzó unos pasos alejándose de Ayame. Meditó unos segundos antes de continuar.
—Sabes que tenía algo pendiente con Uchiha Akame desde hacía tiempo. Lo busqué, allá en los dojos, antes de tu combate contra él —dijo, serio—. Combatimos. Es extremadamente diestro, y a pesar de que tengo el Byakugan demostró una destreza en combate mayor que la mía. Es probable que sea el genin más fuerte en Uzushiogakure... De alguna manera... lo puedo sentir.
»¿Sabes qué es lo peor? Parecía que estaba rivalizando con él, pero cuando acabó el combate, me miró a los ojos, y sin ningún tipo de sello, sin previo aviso... Entré en un genjutsu. Una vez más. Como contigo. Y entonces sentí el beso del fuego. Pero también sentí algo más.
»Sentí que en una batalla real, estaría muerto.
Suspiró.
—Primero contra ti y luego contra Akame. Estaba frustrado. No sabía como contraatacarlos. Pero no me quedé llorando y sintiéndome un inútil. Me propuse trabajar para dejar de sentir que lo era. Para dejar de serlo. Por eso le pedí a tu padre que me enseñase a combatirlos. Por eso y nada más.
»Levántate, deja de llorar y pon cara de dura. Muerde con fuerza a la nada y aprieta los dientes. Supera tus debilidades y pule tus fortalezas. Y algún día, seremos los genin más fuertes de Amegakure, y luego, seremos chūnin, jōnin. Seremos ninjas fuertes que no se dejarán matar. Ni que maten a las personas que amamos. El mundo no es un torneo, es mucho más cruel. Si nos quedamos parados llorando, el resto va a seguir avanzando, y llegará un momento que tengamos que chocar kunais con ellos.