21/12/2017, 13:10
Tal y como esperaba, Daruu se apartó a un lado antes de que el arma llegara a alcanzarle. Le apartó la muñeca que empuñaba el kunai con una suave palmada, acompañada por una ráfaga de chakra que le hizo soltar el arma, y después la empujó hacia atrás con una palmada en el abdomen. Aunque más bien, se dejó soltar el arma, pues aquellas ráfagas de chakra, al contrario de las que solía emplear contra ella cuando combatían en serio, apenas eran como una suave corriente de viento y no llegaban a dañarla.
—Bien, ahora, así. ¿Y luego...?
Ayame lo pensó durante unos instantes. En un principio tuvo la intención de lanzarle una nueva técnica de Ninjutsu, pero entonces recordó que lo que buscaban era dar espectáculo. Y no había más espectáculo que...
—Luego, magia —respondió, adoptando un tono de voz enigmático a propósito.
Sus manos se entrelazaron en una serie de sellos que culminó en una sonora palmada que hizo eco entre las cuatro paredes del dojo e, invocados por su llamada, un incontable número de sombras surgieron desde el mismo suelo empuñando el mismo kunai que ella había llevado hasta el momento. Todas aquellas réplicas tenían su misma apariencia, y dado que Ayame estaba vistiendo ya de negro, no se vio necesitada de utilizar la técnica de transformación para ocultarse entre ellos.
—Con otra técnica podría haber creado algo aún más impresionante, pero... aún no he terminado de dominarla... —admitió, con cierto tinte de resquemor en su voz.
De un momento para otro, los clones lanzaron sus kunai al unísono hacia Daruu.
—Bien, ahora, así. ¿Y luego...?
Ayame lo pensó durante unos instantes. En un principio tuvo la intención de lanzarle una nueva técnica de Ninjutsu, pero entonces recordó que lo que buscaban era dar espectáculo. Y no había más espectáculo que...
—Luego, magia —respondió, adoptando un tono de voz enigmático a propósito.
Sus manos se entrelazaron en una serie de sellos que culminó en una sonora palmada que hizo eco entre las cuatro paredes del dojo e, invocados por su llamada, un incontable número de sombras surgieron desde el mismo suelo empuñando el mismo kunai que ella había llevado hasta el momento. Todas aquellas réplicas tenían su misma apariencia, y dado que Ayame estaba vistiendo ya de negro, no se vio necesitada de utilizar la técnica de transformación para ocultarse entre ellos.
—Con otra técnica podría haber creado algo aún más impresionante, pero... aún no he terminado de dominarla... —admitió, con cierto tinte de resquemor en su voz.
De un momento para otro, los clones lanzaron sus kunai al unísono hacia Daruu.