22/12/2017, 00:11
—¿Qué? ¿Pero cuándo...?
Sí, claro ¿No era obvio? ¿A quién le importaba el desconocido? Ni uno solo de ellos se había dado cuenta de que me habían dejado atrás y tirado. Todos ellos tenían esa cara confusa que indicaba que no sabían de qué hablaba. Por supuesto, si hubiese sido uno de ellos tres y yo hubiese seguido adelante dejándole atrás, me lo hubiesen recriminado, pero claro, como era yo ¿Qué más daba? Y encima me querían pintar a mí como el malo, no fastidies. Por eso no iba a pasar. Si antes mi importaban poco, ahora menos.
Pero de pronto, toda la escena se vio interrumpida por una nueva y siniestra carcajada que hizo que se me erizaran todos y cada uno de los pelos del cuerpo. Luego, los grifos que antes yo había probado que no funcionaban una y otra vez, empezaron a funcionar y algo parecido al lodo empezó a cubrir la habitación a una gran velocidad. Si lo sé, no le pido a mi pensamiento que saliera algo del grifo, porque justo hacía un momento que había pensado en eso. Por si acaso, pensé que quería que todo aquello se detuviera y que aparecieran un par de cuchillos. Al menos uno para mí.
—¡No, no, no! —aulló Juro, abalanzándose sobre los grifos intentando cerrarlos—. ¡No se cierran! ¡No se cierran!
—¡Tenemos que salir de aquí!
—No hay más salidas. ¡Solo esa puerta cerrada!
—¡Vamos joder, tenemos que salir de aquí!
Riko entonces se abalanzó a por la pieza de puzzle que había convertido a juro en alguien violento. Yo también me lancé. Estaba a punto de perder la cordura por culpa de mi adicción al maíz, y puestos a que alguien se volviera loco, mejor que fuera yo solo.
—Déjamela a mí, estoy a punto de desfallecer, mejor uno solo que tú y yo, además, con el odio que me tenéis, no os supondrá un esfuerzo dejarme inconsciente y arrastrar mi cuerpo con la pieza encima.
Claro que, dado que estaba empezando a sentir el mono, también estaba empezando a perder mis fuerzas y mi razón, y si Riko no soltaba la pieza, obviamente acabaría por quedársela él. Pero tenía que intentarlo, ¿pero por qué les ayudaba? Seguro que, si Riko cogía la pieza, y todo aquello paraba, me volvían a dejar allí tirado.
Preso de aquel torbellino de sentimientos y recordando que la casa encantada me había ayudado en mis peores momentos mientras el resto me había dejado tirado, pensé para mis adentros por si la casa podía leerme la mente.
Sí, claro ¿No era obvio? ¿A quién le importaba el desconocido? Ni uno solo de ellos se había dado cuenta de que me habían dejado atrás y tirado. Todos ellos tenían esa cara confusa que indicaba que no sabían de qué hablaba. Por supuesto, si hubiese sido uno de ellos tres y yo hubiese seguido adelante dejándole atrás, me lo hubiesen recriminado, pero claro, como era yo ¿Qué más daba? Y encima me querían pintar a mí como el malo, no fastidies. Por eso no iba a pasar. Si antes mi importaban poco, ahora menos.
Pero de pronto, toda la escena se vio interrumpida por una nueva y siniestra carcajada que hizo que se me erizaran todos y cada uno de los pelos del cuerpo. Luego, los grifos que antes yo había probado que no funcionaban una y otra vez, empezaron a funcionar y algo parecido al lodo empezó a cubrir la habitación a una gran velocidad. Si lo sé, no le pido a mi pensamiento que saliera algo del grifo, porque justo hacía un momento que había pensado en eso. Por si acaso, pensé que quería que todo aquello se detuviera y que aparecieran un par de cuchillos. Al menos uno para mí.
—¡No, no, no! —aulló Juro, abalanzándose sobre los grifos intentando cerrarlos—. ¡No se cierran! ¡No se cierran!
—¡Tenemos que salir de aquí!
—No hay más salidas. ¡Solo esa puerta cerrada!
—¡Vamos joder, tenemos que salir de aquí!
Riko entonces se abalanzó a por la pieza de puzzle que había convertido a juro en alguien violento. Yo también me lancé. Estaba a punto de perder la cordura por culpa de mi adicción al maíz, y puestos a que alguien se volviera loco, mejor que fuera yo solo.
—Déjamela a mí, estoy a punto de desfallecer, mejor uno solo que tú y yo, además, con el odio que me tenéis, no os supondrá un esfuerzo dejarme inconsciente y arrastrar mi cuerpo con la pieza encima.
Claro que, dado que estaba empezando a sentir el mono, también estaba empezando a perder mis fuerzas y mi razón, y si Riko no soltaba la pieza, obviamente acabaría por quedársela él. Pero tenía que intentarlo, ¿pero por qué les ayudaba? Seguro que, si Riko cogía la pieza, y todo aquello paraba, me volvían a dejar allí tirado.
Preso de aquel torbellino de sentimientos y recordando que la casa encantada me había ayudado en mis peores momentos mientras el resto me había dejado tirado, pensé para mis adentros por si la casa podía leerme la mente.
“Si tengo que ser el malo de este cuento, entonces lo seré, ayúdame de nuevo y yo te ayudaré a ti. Pide lo que sea a cambio del maíz”
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)