13/02/2018, 16:39
—¡AAAAAHHHHH!
Quizá no todo Amegakure la habría llegado a escuchar gritar, pero él si. Mogura se apresuró a cubrirse al menos una de las orejas con su mano libre para poder evitar quedarse sordo. Giraría ligeramente el rostro tratando de alejar su otra oreja de la jinchuuriki, mientras que su rostro dibujaba una expresión de claro desagrado por el grito.
—Ah... Mogura-sa...-senpai, ¡qué susto! Perdona...
Dijo Ayame para luego dejar escapar un suspiro.
—Buenas noches, Ayame-san.
Se limitó a contestar el chuunin mientras se arreglaba el peinado con la mano que antes cubría su oído.
«¿Qué está haciendo a estas horas frente a la Academia?»
Se preguntaba mientras la veía recoger su paraguas, que a efectos prácticos ya no era necesario, ya estaba totalmente empapada. La kunoichi sonrió de manera efímera y nerviosa para luego preguntar de pronto, con notable seriedad:
—¿Qué haces por aquí a estas horas? O acaso... ¿Tú también lo has oído?
El médico la miró fijamente durante un par de segundo y luego posó su mirada sobre el edificio al otro lado de la calle. ¿De qué estaba hablando esa muchacha?
—Me sorprende que después de ese grito aún pueda escuchar algo... Estaba... yendo a cenar.
Comentó, escalando un poco el tono tan serio con el que solía hablar, mientras volvía su mirada hacía la kunoichi.
—No creo que la Academia precise más guardias, por lo que asumo que no estas custodiando la entrada del edificio como parte de una misión. ¿Verdad?
Quizá no todo Amegakure la habría llegado a escuchar gritar, pero él si. Mogura se apresuró a cubrirse al menos una de las orejas con su mano libre para poder evitar quedarse sordo. Giraría ligeramente el rostro tratando de alejar su otra oreja de la jinchuuriki, mientras que su rostro dibujaba una expresión de claro desagrado por el grito.
—Ah... Mogura-sa...-senpai, ¡qué susto! Perdona...
Dijo Ayame para luego dejar escapar un suspiro.
—Buenas noches, Ayame-san.
Se limitó a contestar el chuunin mientras se arreglaba el peinado con la mano que antes cubría su oído.
«¿Qué está haciendo a estas horas frente a la Academia?»
Se preguntaba mientras la veía recoger su paraguas, que a efectos prácticos ya no era necesario, ya estaba totalmente empapada. La kunoichi sonrió de manera efímera y nerviosa para luego preguntar de pronto, con notable seriedad:
—¿Qué haces por aquí a estas horas? O acaso... ¿Tú también lo has oído?
El médico la miró fijamente durante un par de segundo y luego posó su mirada sobre el edificio al otro lado de la calle. ¿De qué estaba hablando esa muchacha?
—Me sorprende que después de ese grito aún pueda escuchar algo... Estaba... yendo a cenar.
Comentó, escalando un poco el tono tan serio con el que solía hablar, mientras volvía su mirada hacía la kunoichi.
—No creo que la Academia precise más guardias, por lo que asumo que no estas custodiando la entrada del edificio como parte de una misión. ¿Verdad?
Hablo - Pienso