29/03/2018, 13:50
(Última modificación: 30/03/2018, 14:51 por Himura Ren.)
Pasteles de carne, arroces con especias, curry, platos de fideos... La joven Ryuko se había puesto las botas; una sola mesa de cuatro asientos era su territorio, y esta mesa estaba hasta arriba de diferentes tipos de comida.
— ¡¡Aaaaaah!! ¡¡Que buena pinta tiene todo!! — respondió después de que uno de los camareros dejara una ultima bandeja llena de pollo en tempura.
— P-Pero... ¿P-Piensas comerte tú todo eso sola?... — El camarero estaba algo asustado, tal vez la joven podía tratarse de un pozo sin fondo que iba a destinarles a la banca rota. En la mano de Ryuko, se podían ver distintos tipos de vales que le cedió al camarero. — B-Bueno... ¡Disfruta de la comida!
El camarero dejo a la joven para reincorporarse a la barra, una vez ya allí, un joven interrumpió con brío en el comercio seguido de un acompañante habitual.
— ¡Bueeeeeeenaas!
Agitaba el brazo enérgicamente esbozando una sonrisa, por su parte, el camarero se limito a responderle inicialmente asintiendo mientras rompía los vales que le había dado la joven, tirándolos a la basura.
— ¡Bienvenidos! — dijo girando la cabeza para observar al segundo chico. Limpió sus grandes manos en el propio delantal blanco y termino de meter en caja el dinero que había recogido al pasar por las mesas. — Dime en que te puedo ayudar ¡No es por fardar, pero aquí todo esta buenísimo! ¡Jajajaja! — Acabó con una gran risa, a carcajada amplía.
— ¡¡Aaaaaah!! ¡¡Que buena pinta tiene todo!! — respondió después de que uno de los camareros dejara una ultima bandeja llena de pollo en tempura.
— P-Pero... ¿P-Piensas comerte tú todo eso sola?... — El camarero estaba algo asustado, tal vez la joven podía tratarse de un pozo sin fondo que iba a destinarles a la banca rota. En la mano de Ryuko, se podían ver distintos tipos de vales que le cedió al camarero. — B-Bueno... ¡Disfruta de la comida!
El camarero dejo a la joven para reincorporarse a la barra, una vez ya allí, un joven interrumpió con brío en el comercio seguido de un acompañante habitual.
— ¡Bueeeeeeenaas!
Agitaba el brazo enérgicamente esbozando una sonrisa, por su parte, el camarero se limito a responderle inicialmente asintiendo mientras rompía los vales que le había dado la joven, tirándolos a la basura.
— ¡Bienvenidos! — dijo girando la cabeza para observar al segundo chico. Limpió sus grandes manos en el propio delantal blanco y termino de meter en caja el dinero que había recogido al pasar por las mesas. — Dime en que te puedo ayudar ¡No es por fardar, pero aquí todo esta buenísimo! ¡Jajajaja! — Acabó con una gran risa, a carcajada amplía.