2/04/2018, 22:36
Al observar la duda del Inuzuka a la hora del pedido, el camarero observo que era el momento preciso para volver a limpiar sus manos; se habían acabado de servir los pedidos e iba a comenzar una nueva orden en breves por parte de otros dos hambrientos comensales. Los dos jóvenes se compenetraban con facilidad, con escasas palabras como si se pudieran leer la mente el uno al otro, al ser gemelos, seguramente el fuerte vinculo que les había unido desde pequeños, seria lo que fue desencadenando esta fuerte compenetración. Uno de los jóvenes, alzó la mano llamando la atención de quien les había atendido momentos antes; cuando este observó el gesto del Inuzuka, se acercó con una cálida sonrisa, una pequeña libreta y un lápiz.
— ¡Bien, disparad! — dijo el rechoncho camarero, listo en su puesto para apuntar.
— Cuando pueda, nos trae un par de ramen especial de la casa, un costillar con salsa de soja, tres raciones de patatas asadas, y dos refrescos de naranja; por favor.
El camarero no puso reparos en apuntar cada una de las cosas conforme iban siendo dichas, al acabar la lista, la volvió a releer algo incrédulo.
— ¿P-Pero que es lo que os dan de comer a los jóvenes de hoy en dia? Estáis todos famélicos. — respondió con una breve pausa tras la pregunta.
— ¡Bien, disparad! — dijo el rechoncho camarero, listo en su puesto para apuntar.
— Cuando pueda, nos trae un par de ramen especial de la casa, un costillar con salsa de soja, tres raciones de patatas asadas, y dos refrescos de naranja; por favor.
El camarero no puso reparos en apuntar cada una de las cosas conforme iban siendo dichas, al acabar la lista, la volvió a releer algo incrédulo.
— ¿P-Pero que es lo que os dan de comer a los jóvenes de hoy en dia? Estáis todos famélicos. — respondió con una breve pausa tras la pregunta.