3/04/2018, 00:46
(Última modificación: 3/04/2018, 00:48 por Amedama Daruu.)
Akame agachó la cabeza y mostró una reverencia que Hanabi interpretó como una de sus habituales, educadas y perfectas muestras de respeto y lealtad. Intentó quitarle importancia sacudiendo una mano, pero era obvio que el muchacho no iba a verle hacer el gesto, así que se resignó y la aceptó de buena gana.
—Pero al contrario, Akame —replicó, sin embargo—. Yo sí espero que fracases muchas veces más. —El hombre acercó su sillón de oficina con ruedas al escritorio, y apoyó los codos. Con las manos, intentó hacerse entender con un énfasis que recordaba a las explicaciones de la que otrora fuera su antecesora Shiona—: Las personas aprenden más de sus errores que de sus aciertos, de sus fracasos más que de sus éxitos. Está también en la tarea de un chuunin saber cuándo una misión ha salido mal y retirarse. Está en la tarea de un jounin adaptarse a los fracasos para que los siguientes pasos sean un éxito. —Levantó el dedo índice y les dedicó una sonrisa amable—. Fracasa mucho, pero fracasa bien, joven Akame. Eso es lo importante. Aprender dónde están las piedras del camino para no volver a tropezar en el mismo kilómetro.
Lo que sin duda no esperaba Hanabi es que Datsue interviniera después con un talante muy parecido al que habría exhibido su hermano y no él, que era más dado a teatralizar en exceso cada una de sus intervenciones. Visiblemente emocionado, agradeció el honor que le había sido otorgado y juró no fallarle. Hanabi rio.
—No me falles fracasando, joven Datsue-kun. Pero ya que hablas de jurar... —dijo, y se apartó la melena rubia para clavar sus dos ojos en los del Uchiha. Le guiñó el derecho—. Han llegado a mi conocimiento ciertos rumores sobre tu pasado. Estaría muy feo que todo un jounin hecho y derecho como tú se dedicase a estafar a viejecitas y esas cosas por la calle, ¿eh? Ten un poco más de cuidado, creo que el trabajo de ninja es peligroso... pero está bien pagado.
»No creo que necesites rascar esos ahorrillos extra, ¿eh?
—Pero al contrario, Akame —replicó, sin embargo—. Yo sí espero que fracases muchas veces más. —El hombre acercó su sillón de oficina con ruedas al escritorio, y apoyó los codos. Con las manos, intentó hacerse entender con un énfasis que recordaba a las explicaciones de la que otrora fuera su antecesora Shiona—: Las personas aprenden más de sus errores que de sus aciertos, de sus fracasos más que de sus éxitos. Está también en la tarea de un chuunin saber cuándo una misión ha salido mal y retirarse. Está en la tarea de un jounin adaptarse a los fracasos para que los siguientes pasos sean un éxito. —Levantó el dedo índice y les dedicó una sonrisa amable—. Fracasa mucho, pero fracasa bien, joven Akame. Eso es lo importante. Aprender dónde están las piedras del camino para no volver a tropezar en el mismo kilómetro.
Lo que sin duda no esperaba Hanabi es que Datsue interviniera después con un talante muy parecido al que habría exhibido su hermano y no él, que era más dado a teatralizar en exceso cada una de sus intervenciones. Visiblemente emocionado, agradeció el honor que le había sido otorgado y juró no fallarle. Hanabi rio.
—No me falles fracasando, joven Datsue-kun. Pero ya que hablas de jurar... —dijo, y se apartó la melena rubia para clavar sus dos ojos en los del Uchiha. Le guiñó el derecho—. Han llegado a mi conocimiento ciertos rumores sobre tu pasado. Estaría muy feo que todo un jounin hecho y derecho como tú se dedicase a estafar a viejecitas y esas cosas por la calle, ¿eh? Ten un poco más de cuidado, creo que el trabajo de ninja es peligroso... pero está bien pagado.
»No creo que necesites rascar esos ahorrillos extra, ¿eh?