15/04/2018, 12:50
Pero, lejos de seguir los pasos de su compañera, Mogura se plantó frente a la puerta de los cuartos de baño. Ahora sólo iluminado por la escasa luz que provenía de los edificios recubiertos de neones que llegaba desde el exterior. Ahora sin la linterna, el tercer piso de la academia resultaba mucho más oscuro y tétrico de lo que había sido antes.
Eso sin hablar, por supuesto, de...
—¿Por qué estas llorando, Hanako-san? —preguntó el médico.
Pero en aquella ocasión no recibió respuesta alguna. Incluso los lastimeros llantos se habían detenido.
Eso sin hablar, por supuesto, de...
—¿Por qué estas llorando, Hanako-san? —preguntó el médico.
Pero en aquella ocasión no recibió respuesta alguna. Incluso los lastimeros llantos se habían detenido.