17/04/2018, 14:08
No había lugar para mentira en las palabras que Mogura dejó escapar de sus labios. Hanako no tuvo intenciones de volverse a comunicar con él y había una botella de sake calentándose a baño maría en un bar no muy lejos de ahí, esperando por él.
Hizo una ligera reverencia en señal de respeto y sin mediar una palabra más, abandonó el lugar.
Quizás si en algún punto de la noche le hubiese costado conciliar el sueño, habría tomado una gota o dos de Dulces Sueños y se aseguraría de que su sueño pesase lo mismo que un elefante. En la medida justa, aquellos venenos con los que se manejaba eran bastante prácticos para uso cotidiano.
Como si todo formase parte de un ritual que debía seguir con elegante precisión, se separó del futon y comenzó a vestirse de una manera muy metódica. Abrió algunas ventanas y la música de la lluvia llenó la habitación y los pasillos conectados a esta.
Descendió a la planta baja, puntualmente a la cocina, tomó un delantal y se dio a la tarea de preparar el desayuno. Poco a poco el característico aroma a humedad sería aplacado por las verduras, el arroz y el pescado. Uno de los deberes que le correspondía por vivir bajo el techo que su maestro le proveía.
Hizo una ligera reverencia en señal de respeto y sin mediar una palabra más, abandonó el lugar.
Quizás si en algún punto de la noche le hubiese costado conciliar el sueño, habría tomado una gota o dos de Dulces Sueños y se aseguraría de que su sueño pesase lo mismo que un elefante. En la medida justa, aquellos venenos con los que se manejaba eran bastante prácticos para uso cotidiano.
Como si todo formase parte de un ritual que debía seguir con elegante precisión, se separó del futon y comenzó a vestirse de una manera muy metódica. Abrió algunas ventanas y la música de la lluvia llenó la habitación y los pasillos conectados a esta.
Descendió a la planta baja, puntualmente a la cocina, tomó un delantal y se dio a la tarea de preparar el desayuno. Poco a poco el característico aroma a humedad sería aplacado por las verduras, el arroz y el pescado. Uno de los deberes que le correspondía por vivir bajo el techo que su maestro le proveía.
Hablo - Pienso