18/04/2018, 02:46
«¡¿AOTSUKI ENLOQUECISTE?!»
Pensó el médico cuando la nube de humo desapareció para dejar al descubierto una imitación de segunda mano de la líder de Amegakure. Sus ojos comenzaron a bailar entre los grotescos detalles de la transformación y la verdadera Yui. Se habría llevado las manos a la cabeza en algún otro contexto, incluso habría hecho un clon para que le tome de la cabeza si hubiese habido tiempo.
La Arashikage estaba cambiando de color demasiado rápido, su paciencia se terminó tan pronto como una copa de cristal se estrella contra el piso, y más sabiendo que esa copa se la regalo su maestro, y la copa la tiró al piso la propia Ayame. La mujer estaba furiosa, no dudo en saltarle al cuello con sus espadas.
—¡NIÑATA INSOLENTE! ¡CÓMO TE ATREVES, HIJADEPUTA!
Exclamó, con los sentimientos a flor de piel.
—¡E...!
Como si la escena estuviese censurada debido al horario en que se transmitía, la cabeza de Ayame no salió rodando y un charco de sangre emano de su cuello. No, en su lugar, la cabeza de la chica explotó como si de un globo de agua se tratase.
—¡ESPERE, YUI-SAMA!
Ayame se fue contra una pared, Mogura no estaba seguro de que hacer. Interponerse en el camino de Yui sería desafiarla y terminaría volviéndose un objetivo de su ira.
—¡NO SÉ...! ¡NO SÉ QUÉ OCURRE! ¡ESTO NO LO HE HECHO YO! ¡YO...!
No había manera de que Mogura pudiese retener a la kunoichi más fuerte de Amegakure con fuerza bruta, pero a lo mejor podía hacer otra cosa.
¡Arashikage-sama! ¡Deténgase, por favor!
Soltó el chuunin, intentando apelar al dialogo. Aunque quizás eso sería imposible.
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué siempre Ayame sacaba de quicio a la Arashikage estando él cerca para presenciarlo?
¡Esto no puede ser obra de Aotsuki Ayame!
A riesgo de poner su propia vida en peligro. Con los brazos ligeramente estirados e intentando usar las manos como barrera, el shinobi trató de acercarse a la fémina. Lo último que quería era verse como objetivo de las espadas de Yui.
Pensó el médico cuando la nube de humo desapareció para dejar al descubierto una imitación de segunda mano de la líder de Amegakure. Sus ojos comenzaron a bailar entre los grotescos detalles de la transformación y la verdadera Yui. Se habría llevado las manos a la cabeza en algún otro contexto, incluso habría hecho un clon para que le tome de la cabeza si hubiese habido tiempo.
La Arashikage estaba cambiando de color demasiado rápido, su paciencia se terminó tan pronto como una copa de cristal se estrella contra el piso, y más sabiendo que esa copa se la regalo su maestro, y la copa la tiró al piso la propia Ayame. La mujer estaba furiosa, no dudo en saltarle al cuello con sus espadas.
—¡NIÑATA INSOLENTE! ¡CÓMO TE ATREVES, HIJADEPUTA!
Exclamó, con los sentimientos a flor de piel.
—¡E...!
Como si la escena estuviese censurada debido al horario en que se transmitía, la cabeza de Ayame no salió rodando y un charco de sangre emano de su cuello. No, en su lugar, la cabeza de la chica explotó como si de un globo de agua se tratase.
—¡ESPERE, YUI-SAMA!
Ayame se fue contra una pared, Mogura no estaba seguro de que hacer. Interponerse en el camino de Yui sería desafiarla y terminaría volviéndose un objetivo de su ira.
—¡NO SÉ...! ¡NO SÉ QUÉ OCURRE! ¡ESTO NO LO HE HECHO YO! ¡YO...!
No había manera de que Mogura pudiese retener a la kunoichi más fuerte de Amegakure con fuerza bruta, pero a lo mejor podía hacer otra cosa.
¡Arashikage-sama! ¡Deténgase, por favor!
Soltó el chuunin, intentando apelar al dialogo. Aunque quizás eso sería imposible.
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué siempre Ayame sacaba de quicio a la Arashikage estando él cerca para presenciarlo?
¡Esto no puede ser obra de Aotsuki Ayame!
A riesgo de poner su propia vida en peligro. Con los brazos ligeramente estirados e intentando usar las manos como barrera, el shinobi trató de acercarse a la fémina. Lo último que quería era verse como objetivo de las espadas de Yui.
Hablo - Pienso