19/04/2018, 04:39
—¿¡Quién se va a postrar ante quién, hija de puta!?
El tono de la Arashikage estaba lejos de ubicarse dentro de lo que Mogura consideraba como correcto.
—¿Qu...? ¿Qué...?
Y es que la joven kunoichi no podía admirar el pedazo de anuncio que tenía en la frente.
—Ah, claro, ahora te arrepientes, lo entiendo... ¡Si no fueras la Jinchūriki, me habría asegurado de rematarte!
Yui se deshizo de sus espadas, quizás sabiendo que terminaría mal la cosa si las seguía teniendo a mano. Fue entonces cuando cuando se giró para responder a las palabras del médico.
—¿Huh? ¿Cuántos genin insolentes vas a arrastrar hacia mi despacho, Mogura? ¡Estás haciéndome perder la paciencia! ¡El próximo en perder la cabeza quizás serás tú!
Mogura tuvo que hacer realmente un esfuerzo por no perder la postura en ese momento, sabía que tenía que tomarse esas palabras en serio.
—¿Ah, no? ¿Ah, no?
«No, Arashikage-sama.»
Pero claro, si decía algo...
¿Y entonces de quién, eh? ¿¡Entonces de quién!? Quizás la señorita jinchuuriki se cree invencible, ¿eh? ¿Quizás quería cobrarse una pequeña ventajita traviesa por aquella vez que preguntó sobre el chakra natural y yo me enfadé con ella?
Aotsuki Ayame no podría encontrar la voluntad necesaria para buscar esa clase de venganza, Manase Mogura estaba seguro de eso. Pero si llegaba a soltar un comentario en el momento inoportuno, no le terminaría de ir muy bien el resto del día.
Yui ordenó que se arrodillase y se disculpase por lo ocurrido, advirtió sobre lo que sucedería en caso de que no lo hiciese e incluso recordó lo que sucedió con Watasashi Aiko.
—¿Aiko-san...? ¿En el fondo de...?
Mogura prestó particular atención a la reacción de Ayame. Al parecer no estaba al tanto de la noticia.
—Si es que en el fondo soy benevolente y todo. ¡Vamos!
Ayame, no perdió el tiempo y se arrojó al suelo de rodillas y se inclinó hasta el punto de sentir el frío del suelo en la frente.
—¡Lo siento, Arashikage-sama!
Dijo casi gritando mientras se inclinaba tanto que casi pegaba la frente al piso.
¡Pero le juro que jamás sería capaz de hacer algo así! ¡Yo...! ¡Créame que lo haría si pudiera pero yo...! ¡¡No puedo deshacer esta técnica!! ¡Si esto fuera una transformación normal debería haber hecho sellos y debería haberse desecho cuando me... cuando me...!
El médico escuchó atentamente las palabras que la chica eligió en ese momento, tratando de encontrar algo que le sirviese para saber qué demonios estaba sucediendo en ese momento. Retomó su postura erguida de antes, lo que la jinchuuriki comentaba no le resultaba para nada ajeno a lo que conocía del Fūinjutsu. Tanto así, que hasta él mismo era capaz de realizar el mismo ejercicio que ese sujeto había practicado en Daruu y Ayame.
Tensha Fūin, Arashikage-sama.
Dejó escapar de sus labios, tomando la palabra en el momento en que Ayame parecía estar a punto de romperse.
Aquel que domine la técnica tendrá la capacidad de sellar técnicas en el cuerpo de una persona.
Agregó con un tono bastante serio.
Esta técnica de transformación no es tan básica, no se deshizo cuando Aotsuki Ayame se vio forzada a usar el Suika no jutsu.
Desvió ligeramente la mirada hacía la joven kunoichi y luego volvió a mirar a su jefa.
Arashikage-sama, la persona que colocó estos sellos en Amedama Daruu y Aotsuki Ayame puede haber colocado más. Un experto en el área debería ser capaz de notar algo más.
La seguridad de dos subordinados de la líder de Amegakure podría llegar a estar en riesgo, más de lo que ya estaba. La mujer tenía los recursos, tan solo esperaba que no estuviese tan enfadada como para hacer caso omiso a lo dicho por el chuunin.
El tono de la Arashikage estaba lejos de ubicarse dentro de lo que Mogura consideraba como correcto.
—¿Qu...? ¿Qué...?
Y es que la joven kunoichi no podía admirar el pedazo de anuncio que tenía en la frente.
—Ah, claro, ahora te arrepientes, lo entiendo... ¡Si no fueras la Jinchūriki, me habría asegurado de rematarte!
Yui se deshizo de sus espadas, quizás sabiendo que terminaría mal la cosa si las seguía teniendo a mano. Fue entonces cuando cuando se giró para responder a las palabras del médico.
—¿Huh? ¿Cuántos genin insolentes vas a arrastrar hacia mi despacho, Mogura? ¡Estás haciéndome perder la paciencia! ¡El próximo en perder la cabeza quizás serás tú!
Mogura tuvo que hacer realmente un esfuerzo por no perder la postura en ese momento, sabía que tenía que tomarse esas palabras en serio.
—¿Ah, no? ¿Ah, no?
«No, Arashikage-sama.»
Pero claro, si decía algo...
¿Y entonces de quién, eh? ¿¡Entonces de quién!? Quizás la señorita jinchuuriki se cree invencible, ¿eh? ¿Quizás quería cobrarse una pequeña ventajita traviesa por aquella vez que preguntó sobre el chakra natural y yo me enfadé con ella?
Aotsuki Ayame no podría encontrar la voluntad necesaria para buscar esa clase de venganza, Manase Mogura estaba seguro de eso. Pero si llegaba a soltar un comentario en el momento inoportuno, no le terminaría de ir muy bien el resto del día.
Yui ordenó que se arrodillase y se disculpase por lo ocurrido, advirtió sobre lo que sucedería en caso de que no lo hiciese e incluso recordó lo que sucedió con Watasashi Aiko.
—¿Aiko-san...? ¿En el fondo de...?
Mogura prestó particular atención a la reacción de Ayame. Al parecer no estaba al tanto de la noticia.
—Si es que en el fondo soy benevolente y todo. ¡Vamos!
Ayame, no perdió el tiempo y se arrojó al suelo de rodillas y se inclinó hasta el punto de sentir el frío del suelo en la frente.
—¡Lo siento, Arashikage-sama!
Dijo casi gritando mientras se inclinaba tanto que casi pegaba la frente al piso.
¡Pero le juro que jamás sería capaz de hacer algo así! ¡Yo...! ¡Créame que lo haría si pudiera pero yo...! ¡¡No puedo deshacer esta técnica!! ¡Si esto fuera una transformación normal debería haber hecho sellos y debería haberse desecho cuando me... cuando me...!
El médico escuchó atentamente las palabras que la chica eligió en ese momento, tratando de encontrar algo que le sirviese para saber qué demonios estaba sucediendo en ese momento. Retomó su postura erguida de antes, lo que la jinchuuriki comentaba no le resultaba para nada ajeno a lo que conocía del Fūinjutsu. Tanto así, que hasta él mismo era capaz de realizar el mismo ejercicio que ese sujeto había practicado en Daruu y Ayame.
Tensha Fūin, Arashikage-sama.
Dejó escapar de sus labios, tomando la palabra en el momento en que Ayame parecía estar a punto de romperse.
Aquel que domine la técnica tendrá la capacidad de sellar técnicas en el cuerpo de una persona.
Agregó con un tono bastante serio.
Esta técnica de transformación no es tan básica, no se deshizo cuando Aotsuki Ayame se vio forzada a usar el Suika no jutsu.
Desvió ligeramente la mirada hacía la joven kunoichi y luego volvió a mirar a su jefa.
Arashikage-sama, la persona que colocó estos sellos en Amedama Daruu y Aotsuki Ayame puede haber colocado más. Un experto en el área debería ser capaz de notar algo más.
La seguridad de dos subordinados de la líder de Amegakure podría llegar a estar en riesgo, más de lo que ya estaba. La mujer tenía los recursos, tan solo esperaba que no estuviese tan enfadada como para hacer caso omiso a lo dicho por el chuunin.
Hablo - Pienso