21/04/2018, 20:48
El rostro de Yui se enrojeció ligeramente de nuevo, y los chicos casi podrían haber asegurado que podían escuchar su respiración.
—Sí, y tranquilo, lo he estado escuchando. Con tooodo lujo de detalles. —Yui cerró los ojos y asintió dos veces—. Tranquilos, se lo que ha pasado allí dentro. Ya está todo aclarado con la explicación de Ayame.
»¡De modo que una chiquilla inmadura y asustadiza que cree en fantasmas creyó oir algo, ¿eh? Y el chūnin benevolente decidió también seguir el rollo y entrar con ella, ¿eh? ¡Y claro, como en el fondo sigue siendo un niño, al final la sugestión hizo el resto!
»Tranquilos. Os voy a mandar a investigar a un sitio donde también dicen que hay fantasmas. ¡Así estaréis entretenidos, eh!
Yui giró la llave de la cerradura del solitario calabozo de tres celdas de la Torre de la Arashikage.
—¡Hala, a disfrutar del mundo de lo desconocido! —dijo, con tono burlón—. Tantas personas han muerto en estas celdas... —Se aseguró de poner el timbre que usaba para todas aquellas horribles leyendas que se difundían del susodicho—. ¡...todos los que trataban de traicionar a Oonori-sama!
Se alejó hasta la gruesa puerta metálica y tomó la manivela.
—Le diré a Shanise que... os traiga alguna empanadilla de vez en cuando. ¡¡Hasta dentro de tres días, chicooos!!
¡BAUUMMM!
Con ellos sólo quedó la tenue luz de una tarde de lluvia, que se filtraba por el ventanuco con barrotes, y el eco del portazo, que aún se resistía a abandonarles.
—Sí, y tranquilo, lo he estado escuchando. Con tooodo lujo de detalles. —Yui cerró los ojos y asintió dos veces—. Tranquilos, se lo que ha pasado allí dentro. Ya está todo aclarado con la explicación de Ayame.
»¡De modo que una chiquilla inmadura y asustadiza que cree en fantasmas creyó oir algo, ¿eh? Y el chūnin benevolente decidió también seguir el rollo y entrar con ella, ¿eh? ¡Y claro, como en el fondo sigue siendo un niño, al final la sugestión hizo el resto!
»Tranquilos. Os voy a mandar a investigar a un sitio donde también dicen que hay fantasmas. ¡Así estaréis entretenidos, eh!
· · ·
Yui giró la llave de la cerradura del solitario calabozo de tres celdas de la Torre de la Arashikage.
—¡Hala, a disfrutar del mundo de lo desconocido! —dijo, con tono burlón—. Tantas personas han muerto en estas celdas... —Se aseguró de poner el timbre que usaba para todas aquellas horribles leyendas que se difundían del susodicho—. ¡...todos los que trataban de traicionar a Oonori-sama!
Se alejó hasta la gruesa puerta metálica y tomó la manivela.
—Le diré a Shanise que... os traiga alguna empanadilla de vez en cuando. ¡¡Hasta dentro de tres días, chicooos!!
¡BAUUMMM!
Con ellos sólo quedó la tenue luz de una tarde de lluvia, que se filtraba por el ventanuco con barrotes, y el eco del portazo, que aún se resistía a abandonarles.