24/04/2018, 14:05
—Sí, y tranquilo, lo he estado escuchando. Con tooodo lujo de detalles
Mogura estaba entonces seguro de que podría haber llegado a obtener una grabación del piano y el llanto. Pero en un intento de aventajar la inteligencia de su Kage olvido para qué estaba exactamente ahí.
Tranquilos, se lo que ha pasado allí dentro. Ya está todo aclarado con la explicación de Ayame.
Y quizás, en ese preciso momento, la guardia del chuunin bajó un poco, un poco bastante. Como quien cree inocentemente en medio de un entrenamiento con el maestro que encontró una apertura, una chance de mostrar que el alumno es más zorro que el instructor. Pero no, nada que ver.
—¡De modo que una chiquilla inmadura y asustadiza que cree en fantasmas creyó oir algo, ¿eh? Y el chūnin benevolente decidió también seguir el rollo y entrar con ella, ¿eh? ¡Y claro, como en el fondo sigue siendo un niño, al final la sugestión hizo el resto! Tranquilos. Os voy a mandar a investigar a un sitio donde también dicen que hay fantasmas. ¡Así estaréis entretenidos, eh!
Manase Mogura avanzaba por el camino que marcaba la Arashikage, Ayame tambien estaba con ellos pero ya no era tan relevante para él. Había perdido la batalla, pero por suerte la mandamas de la aldea había sido misericordiosa con ellos. No fueron arrojados por el balcón hacía una muerte segura, no, en su lugar...
—¡Hala, a disfrutar del mundo de lo desconocido! Tantas personas han muerto en estas celdas...
El médico observó la celda un par de segundos, contemplando el último lugar donde muchos habrían llegado a estar, antes de no estar más.
¡...todos los que trataban de traicionar a Oonori-sama!
El chuunin no dijo nada, porque tenía intenciones de seguir siendo chuunin.
—Le diré a Shanise que... os traiga alguna empanadilla de vez en cuando ¡¡Hasta dentro de tres días, chicooos!!
Y así como vino, sin más que decir. Metió un portazo de la gran placa metálica que hacía de barrera para mantener a esos criminales en el calabozo, y se fue.
Ayame se sentó en un rincón, Mogura por su parte aprecio el detalle de los barrotes de la celda. Que día que estaba siendo aquel...
—Soy el agua... no podéis encerrarme...
No estaba seguro de que estaba hablando esa muchacha, pero si sus intenciones eran escapar, que deje el bijuu en la mesa de entrada antes de irse. Sino Yui se lo arrancaría del pecho.
—Mogura-senpai...
Llamó y el médico se giró hacía ella, con un semblante serio como aquel castigo.
¿Crees que de verdad habrá fantasmas aquí?
—No hables más.
Se limitó a responder, con el tono serio.
—Nunca más en tu vida. No hables más.
Mogura estaba entonces seguro de que podría haber llegado a obtener una grabación del piano y el llanto. Pero en un intento de aventajar la inteligencia de su Kage olvido para qué estaba exactamente ahí.
Tranquilos, se lo que ha pasado allí dentro. Ya está todo aclarado con la explicación de Ayame.
Y quizás, en ese preciso momento, la guardia del chuunin bajó un poco, un poco bastante. Como quien cree inocentemente en medio de un entrenamiento con el maestro que encontró una apertura, una chance de mostrar que el alumno es más zorro que el instructor. Pero no, nada que ver.
—¡De modo que una chiquilla inmadura y asustadiza que cree en fantasmas creyó oir algo, ¿eh? Y el chūnin benevolente decidió también seguir el rollo y entrar con ella, ¿eh? ¡Y claro, como en el fondo sigue siendo un niño, al final la sugestión hizo el resto! Tranquilos. Os voy a mandar a investigar a un sitio donde también dicen que hay fantasmas. ¡Así estaréis entretenidos, eh!
. . .
Manase Mogura avanzaba por el camino que marcaba la Arashikage, Ayame tambien estaba con ellos pero ya no era tan relevante para él. Había perdido la batalla, pero por suerte la mandamas de la aldea había sido misericordiosa con ellos. No fueron arrojados por el balcón hacía una muerte segura, no, en su lugar...
—¡Hala, a disfrutar del mundo de lo desconocido! Tantas personas han muerto en estas celdas...
El médico observó la celda un par de segundos, contemplando el último lugar donde muchos habrían llegado a estar, antes de no estar más.
¡...todos los que trataban de traicionar a Oonori-sama!
El chuunin no dijo nada, porque tenía intenciones de seguir siendo chuunin.
—Le diré a Shanise que... os traiga alguna empanadilla de vez en cuando ¡¡Hasta dentro de tres días, chicooos!!
Y así como vino, sin más que decir. Metió un portazo de la gran placa metálica que hacía de barrera para mantener a esos criminales en el calabozo, y se fue.
Ayame se sentó en un rincón, Mogura por su parte aprecio el detalle de los barrotes de la celda. Que día que estaba siendo aquel...
—Soy el agua... no podéis encerrarme...
No estaba seguro de que estaba hablando esa muchacha, pero si sus intenciones eran escapar, que deje el bijuu en la mesa de entrada antes de irse. Sino Yui se lo arrancaría del pecho.
—Mogura-senpai...
Llamó y el médico se giró hacía ella, con un semblante serio como aquel castigo.
¿Crees que de verdad habrá fantasmas aquí?
—No hables más.
Se limitó a responder, con el tono serio.
—Nunca más en tu vida. No hables más.
Hablo - Pienso