30/08/2015, 23:52
Al parecer, lejos de lo que Nabi habia esperado de sus compañeros, ninguno de los dos tenia ni puñetera idea de lo que era el sharingan, no pudo evitar soltar un suspiro. A lo mejor él era el loco por haber estado pendiente de las habilidades de sus compañeros de clase. Bueno, poca importancia tenia eso ya, eran un equipo y ya se conocian los por menores de cada uno.
Abrió la boca para contestarle a Kazuma pero el sonido de la única entrada a aquel patio se la cerró. Se trataba de su sensei, una jounin alta con el pelo recogido en una trenza perfectamente hecha dando pequeños vaivenes al ritmo de los pasos de la pelirroja en cuestión. Se colocó delante del banco donde estaban los tres shinobis en un suspiro, y en menos tiempo Nabi se levantó e hincó la rodilla en la arena de aquel patio, antes de que siquiera la recien llegada pudiera abrir la boca. Con la cabeza agachada y la diestra en el pecho.
Uchiha Nabi, un placer estar a sus ordenes.
El rostro de la sensei permaneció impasible pero un brillo en sus ojos delataba la aprobación que el rubio se acababa de ganar.
Levantate, Uchiha Nabi. Sentaos los tres en el banco, tengo que explicaros un par de cosas.
El rubio acataria las ordenes de la pelirroja como si de ello dependiera su vida. Así era él y mientras mantuviera el respeto hacia la jounin, así iba a ser. La sensei esperó paciente a que todos se hubieran sentado y allí, de pie, empezaria a hablar.
Primero de todo, si no os gustan vuestros compañeros o no quereis seguir adelante, ahora es el momento de irse. Sino, a partir de hoy vosotros tres sereis un equipo y yo os guiare hasta que se considere oportuno. Si alguno se quiere ir, nadie le dira nada y no habra ningún tipo de represalia por parte de la academia.
Esperaria unos segundos, en los que repararia en las miradas de los tres sujetos bajo su mando. Nabi solo le clavaria la mirada en silencio, esperando que continuara. Si nadie se iba, proseguiria.
Pues empecemos.
Metió la mano en el portaobjetos y sacó tres cacharros, con un diestro movimiento lanzó cada uno a uno de los genins. Nabi lo cogió con su diestra al vuelo, al tenerlo en sus manos pudo descubrir de qué se trataba. Un comunicador de los más simples que hay, bueno, algo era algo.
Guardadlo a buen recaudo, hoy no lo vamos a usar. Lo único que vamos a hacer hoy es afianzar los lazos que os unen. Empezaremos con algo simple, contareis uno a uno vuestro mayor miedo, vuestro peor recuerdo y la persona más importante en vuestras vidas, y porqué es tan importante esa persona. Iremos por orden alfabetico, Eikyu Juro, Ishimura Kazuma y Uchiha Nabi.
Habia hablado largo y tendido, siempre manteniendo un tono serio y autoritario que era dificil de ignorar. Sus ojos al igual que los del Uchiha se clavaron en Eikyu Juro, el pequeño genio del Ninjutsu.
Abrió la boca para contestarle a Kazuma pero el sonido de la única entrada a aquel patio se la cerró. Se trataba de su sensei, una jounin alta con el pelo recogido en una trenza perfectamente hecha dando pequeños vaivenes al ritmo de los pasos de la pelirroja en cuestión. Se colocó delante del banco donde estaban los tres shinobis en un suspiro, y en menos tiempo Nabi se levantó e hincó la rodilla en la arena de aquel patio, antes de que siquiera la recien llegada pudiera abrir la boca. Con la cabeza agachada y la diestra en el pecho.
Uchiha Nabi, un placer estar a sus ordenes.
El rostro de la sensei permaneció impasible pero un brillo en sus ojos delataba la aprobación que el rubio se acababa de ganar.
Levantate, Uchiha Nabi. Sentaos los tres en el banco, tengo que explicaros un par de cosas.
El rubio acataria las ordenes de la pelirroja como si de ello dependiera su vida. Así era él y mientras mantuviera el respeto hacia la jounin, así iba a ser. La sensei esperó paciente a que todos se hubieran sentado y allí, de pie, empezaria a hablar.
Primero de todo, si no os gustan vuestros compañeros o no quereis seguir adelante, ahora es el momento de irse. Sino, a partir de hoy vosotros tres sereis un equipo y yo os guiare hasta que se considere oportuno. Si alguno se quiere ir, nadie le dira nada y no habra ningún tipo de represalia por parte de la academia.
Esperaria unos segundos, en los que repararia en las miradas de los tres sujetos bajo su mando. Nabi solo le clavaria la mirada en silencio, esperando que continuara. Si nadie se iba, proseguiria.
Pues empecemos.
Metió la mano en el portaobjetos y sacó tres cacharros, con un diestro movimiento lanzó cada uno a uno de los genins. Nabi lo cogió con su diestra al vuelo, al tenerlo en sus manos pudo descubrir de qué se trataba. Un comunicador de los más simples que hay, bueno, algo era algo.
Guardadlo a buen recaudo, hoy no lo vamos a usar. Lo único que vamos a hacer hoy es afianzar los lazos que os unen. Empezaremos con algo simple, contareis uno a uno vuestro mayor miedo, vuestro peor recuerdo y la persona más importante en vuestras vidas, y porqué es tan importante esa persona. Iremos por orden alfabetico, Eikyu Juro, Ishimura Kazuma y Uchiha Nabi.
Habia hablado largo y tendido, siempre manteniendo un tono serio y autoritario que era dificil de ignorar. Sus ojos al igual que los del Uchiha se clavaron en Eikyu Juro, el pequeño genio del Ninjutsu.
—Nabi—