15/05/2018, 16:21
El Ahorcado contemplaba, aburrido, el panorama. Los tres chicos podían huir, junto con un cuarto integrante necesario para poder abrir la puerta e irse, así de simple, pero parecía que se resistían a vivir. Se relamió los labios, sabiendo el significado que conllevaba aquello: más años para él.
Y bueno, más compañía.
El otro Jin, abrumado, cerró sus manos en puños. ¿Por qué se resistían? ¿Por qué no podía salir de allí? Él quería ser libre de nuevo, volver a su villa, volver a vivir su vida... ¿Por qué se lo impedían de esa manera? Entonces miró a Ayame, indecisa pero con determinación en sus oscuros ojos, a Juro, aquel chico que se había posicionado a ayudar a aquel chico que solo le había despreciado, y a Riko, el cuál podía haberlos mandado a todos al diablo e irse cuando tuvo la oportunidad en su visión, y no lo hizo.
Miró a Reiji, quien se había dado a cambio de su vida, y sonrió de forma apenada, apretando más el agarre que ejercía sobre su objeto metálico, creando un pequeño río de sangre que acabó impactando contra el suelo.
Y lo comprendió, él no correspondía allí.
Por eso no dudó cuando le lanzó la pieza a Reiji, ni cuando con un suave movimiento de manos, las máscaras que estaban apresando todo el chakra de aquellos chicos se volvieron débiles, solo actuando como mero accesorio de su cabeza. No dudó en dejar libres a los cuervos que acompañaban al muchacho que había ofrecido su vida por la de él.
Podría haber sido una marioneta por miedo a la muerte, pero, ¿no es ese el deber de un ninja? ¿Ayudar a los demás?
El Ahorcado cambió su semblante a uno lleno de ira y enfado, levantándose del suelo lo más pronto posible.
—¡Tú!—escupió, señalando al falso Jin—. Se acabaron tus tretas.
Y con un chasquido, espinas tan afiladas como los dientes de un tiburón y tan duras como el acero atravesaron al chico saliendo directamente del suelo. Jin dejó escapar un ahogado suspiro antes de que saliese un chorro de líquido carmesí por sus labios, deslizándose hasta perderse en su ropa.
Y sonrió.
—Acab-ad... con é-el...
Y bueno, más compañía.
El otro Jin, abrumado, cerró sus manos en puños. ¿Por qué se resistían? ¿Por qué no podía salir de allí? Él quería ser libre de nuevo, volver a su villa, volver a vivir su vida... ¿Por qué se lo impedían de esa manera? Entonces miró a Ayame, indecisa pero con determinación en sus oscuros ojos, a Juro, aquel chico que se había posicionado a ayudar a aquel chico que solo le había despreciado, y a Riko, el cuál podía haberlos mandado a todos al diablo e irse cuando tuvo la oportunidad en su visión, y no lo hizo.
Miró a Reiji, quien se había dado a cambio de su vida, y sonrió de forma apenada, apretando más el agarre que ejercía sobre su objeto metálico, creando un pequeño río de sangre que acabó impactando contra el suelo.
Y lo comprendió, él no correspondía allí.
Por eso no dudó cuando le lanzó la pieza a Reiji, ni cuando con un suave movimiento de manos, las máscaras que estaban apresando todo el chakra de aquellos chicos se volvieron débiles, solo actuando como mero accesorio de su cabeza. No dudó en dejar libres a los cuervos que acompañaban al muchacho que había ofrecido su vida por la de él.
Podría haber sido una marioneta por miedo a la muerte, pero, ¿no es ese el deber de un ninja? ¿Ayudar a los demás?
El Ahorcado cambió su semblante a uno lleno de ira y enfado, levantándose del suelo lo más pronto posible.
—¡Tú!—escupió, señalando al falso Jin—. Se acabaron tus tretas.
Y con un chasquido, espinas tan afiladas como los dientes de un tiburón y tan duras como el acero atravesaron al chico saliendo directamente del suelo. Jin dejó escapar un ahogado suspiro antes de que saliese un chorro de líquido carmesí por sus labios, deslizándose hasta perderse en su ropa.
Y sonrió.
—Acab-ad... con é-el...
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es