23/05/2018, 14:06
Ya apenas le quedaba comida a la glotona que venia del país con la lluvia mas incesante de todo Onindo. Los murmullos ahogaban todo el local, algunos de los comensales dejaron de comer; un hombre mayor ya había terminado de comer desde antes de que entraran los dos jóvenes y esperaba a reposar un poco la comida antes de marcharse, pero se estaba viendo forzado a pasar mas rato. Siendo observador, se podría haber visto a algunos interesados en entrar a comer al establecimiento a traves de la puerta, pero acto seguido se marchaban al ver el jaleo que había montado.
¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!! — Y entonces, un grito inundo el pequeño negocio. El matón que portaba la espada ahora lo que blandía eran dos palillos de madera incrustados en la parte posterior de su mano. Aprovechando el desconcierto, algunos se marcharon como alma que corre el diablo.
—No soy una persona violenta... pero no sé negarme a un desafío. Por favor, iros. Lo estoy diciendo por las buenas... no quiero pelear con vosotros.
Ryuko por su parte intentaba terminar sus platos restantes, pero entre los gritos y la gente corriendo parecía que le resultaria imposible. El matón agitaba su mano dolorida con fiereza; puede que incluso le hubiera llegado a atravesar todo el metacarpiano con dos simples palillos.
El dueño del local hervía de rabia e impotencia al ver como había sido completamente ignorado. Tal vez no era por completo una pelea, pero se trataba de un incentivo bastante alentador. Careciendo de miedo, o tal vez simplemente cegado de furia, volvió a alzar la voz.
— ¡¡Se acabo!! ¡¡FUERA DE MI RESTAURANTE INMEDIATAMENTE!! ¡¡Voy a llamar a las fuerzas del orden como esto continúe — Golpeó la gran barra con fuerza, abriendo una brecha a lo largo de esta y saltando algunas astillas.
Una batalla a tres bandas parecía estar apunto de comenzar por lo que el resto de clientes terminaron por huir despavoridos. Uno de los cocineros incluso hizo señas para que algunos pudieran escapar por la puerta de atras del local; desde luego esto les iba a acabar trayendo muy mala fama. Pero es fama al fin y al cabo.
«He gastado casi todos mis ahorros en esta comida y no pienso salir de aquí hasta haber terminado todos los platos.» Bajo la mesa en la que estaba comiendo, Ryuko decidió esconderse con otro plato mas; este era un bol enorme de fideos con setas, carne y mil especias. Junto sus manos y cerró los ojos. «Que aproveche.» Y volvió a ignorar lo que ocurría a su alrededor, solo esperaba que no la molestasen.
¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!! — Y entonces, un grito inundo el pequeño negocio. El matón que portaba la espada ahora lo que blandía eran dos palillos de madera incrustados en la parte posterior de su mano. Aprovechando el desconcierto, algunos se marcharon como alma que corre el diablo.
—No soy una persona violenta... pero no sé negarme a un desafío. Por favor, iros. Lo estoy diciendo por las buenas... no quiero pelear con vosotros.
Ryuko por su parte intentaba terminar sus platos restantes, pero entre los gritos y la gente corriendo parecía que le resultaria imposible. El matón agitaba su mano dolorida con fiereza; puede que incluso le hubiera llegado a atravesar todo el metacarpiano con dos simples palillos.
El dueño del local hervía de rabia e impotencia al ver como había sido completamente ignorado. Tal vez no era por completo una pelea, pero se trataba de un incentivo bastante alentador. Careciendo de miedo, o tal vez simplemente cegado de furia, volvió a alzar la voz.
— ¡¡Se acabo!! ¡¡FUERA DE MI RESTAURANTE INMEDIATAMENTE!! ¡¡Voy a llamar a las fuerzas del orden como esto continúe — Golpeó la gran barra con fuerza, abriendo una brecha a lo largo de esta y saltando algunas astillas.
Una batalla a tres bandas parecía estar apunto de comenzar por lo que el resto de clientes terminaron por huir despavoridos. Uno de los cocineros incluso hizo señas para que algunos pudieran escapar por la puerta de atras del local; desde luego esto les iba a acabar trayendo muy mala fama. Pero es fama al fin y al cabo.
«He gastado casi todos mis ahorros en esta comida y no pienso salir de aquí hasta haber terminado todos los platos.» Bajo la mesa en la que estaba comiendo, Ryuko decidió esconderse con otro plato mas; este era un bol enorme de fideos con setas, carne y mil especias. Junto sus manos y cerró los ojos. «Que aproveche.» Y volvió a ignorar lo que ocurría a su alrededor, solo esperaba que no la molestasen.