4/06/2018, 01:32
Datsue rio a carcajada limpia ante la peculiar forma que había elegido Nabi para camuflarse. Una de dos: o había realizado un Henge; o aquel bigote era postizo. Primero, por lo antinatural de su forma, desafiando todas las leyes de la gravedad. Segundo, y todavía más importante, porque no veía a Nabi en modo alguno siendo capaz de dejarse crecer un bigote tan grande. «Si ni pelos en los huevos tiene, ¡venga ya!». Sonrió para sí.
—Te queda bien el bigote —dijo, pasando abiertamente de su falsa coartada como Nabitsu—. Aunque yo de ti me lo teñiría de verde. Pega contigo —bromeó. Luego desvió la mirada hacia Stuffy. Parecía que el perro todavía no le perdonaba por sus últimas… desavenencias.
En aquello, eran parecidos. Puede que Datsue quisiese pasar página y dejar las venganzas a un lado, pero ni perdonaba ni olvidaba. Simplemente, no iba con su naturaleza.
—¡Hola!
La voz de Eri le sorprendió, saliendo tras la puerta como ese primer rayo de sol tras la tormenta. ¿Cuánto tiempo hacía que no se veían? Demasiado. El Uchiha se encontró a sí mismo sonriendo. No fue hasta ese momento que se dio cuenta de cuánto los había echado de menos. A ambos. A sus bromas. A sus quedadas tras la Academia. A, simplemente, jugar con ellos como niños que eran, hasta altas horas de la noche, para luego tratar de escabullirse en sus respectivos dormitorios de la Academia sin que les pillasen.
No siempre habían triunfado. Y aquellas eran, precisamente, sus mejores anécdotas.
—Cuánto tiempo —respondió, para luego mirarse los brazos, como sorprendido—. Ah, ¿esto? Bah —hizo un ademán, como si quisiese cortar el viento con la mano—, no es nada. Consecuencia de un nuevo entrenamiento al que me estoy sometiendo. Y vosotros, ¿qué tal? ¿Cómo os va todo? —se interesó.
—Te queda bien el bigote —dijo, pasando abiertamente de su falsa coartada como Nabitsu—. Aunque yo de ti me lo teñiría de verde. Pega contigo —bromeó. Luego desvió la mirada hacia Stuffy. Parecía que el perro todavía no le perdonaba por sus últimas… desavenencias.
En aquello, eran parecidos. Puede que Datsue quisiese pasar página y dejar las venganzas a un lado, pero ni perdonaba ni olvidaba. Simplemente, no iba con su naturaleza.
—¡Hola!
La voz de Eri le sorprendió, saliendo tras la puerta como ese primer rayo de sol tras la tormenta. ¿Cuánto tiempo hacía que no se veían? Demasiado. El Uchiha se encontró a sí mismo sonriendo. No fue hasta ese momento que se dio cuenta de cuánto los había echado de menos. A ambos. A sus bromas. A sus quedadas tras la Academia. A, simplemente, jugar con ellos como niños que eran, hasta altas horas de la noche, para luego tratar de escabullirse en sus respectivos dormitorios de la Academia sin que les pillasen.
No siempre habían triunfado. Y aquellas eran, precisamente, sus mejores anécdotas.
—Cuánto tiempo —respondió, para luego mirarse los brazos, como sorprendido—. Ah, ¿esto? Bah —hizo un ademán, como si quisiese cortar el viento con la mano—, no es nada. Consecuencia de un nuevo entrenamiento al que me estoy sometiendo. Y vosotros, ¿qué tal? ¿Cómo os va todo? —se interesó.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado