16/06/2018, 01:44
El silencio reinó por un momento. Parecía que ambos bandos se hubiesen dado una tregua; dejar que llegaran refuerzos, provisiones. Vendar a los heridos y recuperar el aliento. Tal vez dormir un poco... Únicamente la calma antes de que se reanudase la tempestad.
El jōnin parpadeó varias veces, incapaz de creer lo que sus oídos acababan de escuchar. Pese a que Datsue le daba la espalda, Akame creyó poder adivinar la imagen que lucía en su rostro, tan confiado y seguro de sí mismo como siempre. Él era una de esas personas que, de proponérselo, podía convencer a una multitud de que el cielo estaba abajo y la tierra arriba.
«Por todos los dioses...»
Soltó un suspiro de resignación, y la tensión que momentos antes había amenazado con apretar tanto que su cuerpo se rompiera por varios sitios aflojó por momentos. Akame se cruzó de brazos, volvió a suspirar y habló con tono cansado.
—¿Qué plan?
Lo preguntó con el tono de voz de una madre que está deseando que su hijo le pida un capricho para poder decirle que no.
El jōnin parpadeó varias veces, incapaz de creer lo que sus oídos acababan de escuchar. Pese a que Datsue le daba la espalda, Akame creyó poder adivinar la imagen que lucía en su rostro, tan confiado y seguro de sí mismo como siempre. Él era una de esas personas que, de proponérselo, podía convencer a una multitud de que el cielo estaba abajo y la tierra arriba.
«Por todos los dioses...»
Soltó un suspiro de resignación, y la tensión que momentos antes había amenazado con apretar tanto que su cuerpo se rompiera por varios sitios aflojó por momentos. Akame se cruzó de brazos, volvió a suspirar y habló con tono cansado.
—¿Qué plan?
Lo preguntó con el tono de voz de una madre que está deseando que su hijo le pida un capricho para poder decirle que no.