4/07/2018, 19:11
La cosa se estaba poniendo tensa por momentos, de repente, aparecía una segunda mujer. Otra querida de Datsue, probablemente. Aiko era a la que se estaba tirando ahora y Ayame la que se había puesto a gritar de puro dolor al ver a su churri con otra. La tensión se leía en el ambiente, por primera vez, callé para escuchar. Algo nuevo para mi.
—Lo entendiste al revés, Nabi. Aiko es la chica con la que estoy, pero la que grita es...Ayame.
Aiko, la pelirroja a la que se trajinaba Datsue, fue a abrir la puerta sin poder evitar clavarse los cristales rotos de las ventanas que habían reventado como casi hicieron mis tímpanos ante el grito de la loca de turno. Aiko no dijo nada, dejó hablar a Ayame.
—Ho... hola… Soy Ayame, ya sabes, la chica a la que ayudaste a aprender a lanzar shuriken. ¿Te pillo ocupada? Lo siento, no te habría molestado si no fuera una verdadera emergencia...
La morena intentaba parecer inocente, lo cual no colaba después de la que acababa de liar. Muy tonto había que ser para tragarse eso, pero encima al mirar a Datsue le dedicó una mirada de pura maldad y soberbia. Una mirada que uno solo ve en dibujos de la propia maldad que contenía, sin embargo, esa chica la esbozaba como si fuese su día a día. Cabe decir que incluso a mi me dio un escalofrío.
—¿No tendrás una cebolla de sobra?
¿Una cebolla? Este giro argumental no me lo esperaba para nada, con todas las locuras que se me habían pasado por la mente, pedir una cebolla no estaba ni remotamente cerca de ocupar un puesto ni digno de mención. A menos que fuese ceboliaca y necesitase una cebolla para sobrevivir.
—Me estaba haciendo unos... Unos spaguetti a la... a la carbonara —
Apagué la radio. ¿Qué? ¿Nani? No podía ser verdad. ¿Qué acababa de escuchar? No era posible. La obra siguió pero mi cabeza no parecía querer registrar más sonidos articulados por aquella mente perversa y diabólica que echaba cebollas a la salsa carbonara, ¿qué clase de torturas recibe uno para acabar así? Desde luego, Amegakure tiene los ninjas más locos de Onindo.
Estaba presenciando la maldad en estado puro, solo faltaba que cuando la pelirroja se girase a por la puta cebolla, Ayame la apuñalase por la espalda, eso sería la guinda del pastel. El apoteosis de la mezquindad y el mal.
—Y fue en este momento, cuando decidí vengarme de Aotsuki Ayame.
Le puse una mano en el hombro al Datsue fantasma.
— Y normal, compañero, y normal. Hay cosas en esta vida que sencillamente no deberían ser perdonadas. Pero, ¿seguro que no fue una venganza contra ti? Porque tiene pinta de que esa chica te odiaba a muerte, sino ¿por qué iba a cometer tal atrocidad?
Entonces mi cabeza ató cabos.
— ¿Y dices que esto tiene que ver con tu descenso? Datsue, tio, tiotiotio, ¿qué has hecho?
Tenía sentimientos encontrados, por una parte, estaba seguro que había liado una digna de Datsue, el intrépido, pero por otro... ya tenía que ser gorda para que lo degraden a genin.
—Lo entendiste al revés, Nabi. Aiko es la chica con la que estoy, pero la que grita es...Ayame.
Aiko, la pelirroja a la que se trajinaba Datsue, fue a abrir la puerta sin poder evitar clavarse los cristales rotos de las ventanas que habían reventado como casi hicieron mis tímpanos ante el grito de la loca de turno. Aiko no dijo nada, dejó hablar a Ayame.
—Ho... hola… Soy Ayame, ya sabes, la chica a la que ayudaste a aprender a lanzar shuriken. ¿Te pillo ocupada? Lo siento, no te habría molestado si no fuera una verdadera emergencia...
La morena intentaba parecer inocente, lo cual no colaba después de la que acababa de liar. Muy tonto había que ser para tragarse eso, pero encima al mirar a Datsue le dedicó una mirada de pura maldad y soberbia. Una mirada que uno solo ve en dibujos de la propia maldad que contenía, sin embargo, esa chica la esbozaba como si fuese su día a día. Cabe decir que incluso a mi me dio un escalofrío.
—¿No tendrás una cebolla de sobra?
¿Una cebolla? Este giro argumental no me lo esperaba para nada, con todas las locuras que se me habían pasado por la mente, pedir una cebolla no estaba ni remotamente cerca de ocupar un puesto ni digno de mención. A menos que fuese ceboliaca y necesitase una cebolla para sobrevivir.
—Me estaba haciendo unos... Unos spaguetti a la... a la carbonara —
Apagué la radio. ¿Qué? ¿Nani? No podía ser verdad. ¿Qué acababa de escuchar? No era posible. La obra siguió pero mi cabeza no parecía querer registrar más sonidos articulados por aquella mente perversa y diabólica que echaba cebollas a la salsa carbonara, ¿qué clase de torturas recibe uno para acabar así? Desde luego, Amegakure tiene los ninjas más locos de Onindo.
Estaba presenciando la maldad en estado puro, solo faltaba que cuando la pelirroja se girase a por la puta cebolla, Ayame la apuñalase por la espalda, eso sería la guinda del pastel. El apoteosis de la mezquindad y el mal.
—Y fue en este momento, cuando decidí vengarme de Aotsuki Ayame.
Le puse una mano en el hombro al Datsue fantasma.
— Y normal, compañero, y normal. Hay cosas en esta vida que sencillamente no deberían ser perdonadas. Pero, ¿seguro que no fue una venganza contra ti? Porque tiene pinta de que esa chica te odiaba a muerte, sino ¿por qué iba a cometer tal atrocidad?
Entonces mi cabeza ató cabos.
— ¿Y dices que esto tiene que ver con tu descenso? Datsue, tio, tiotiotio, ¿qué has hecho?
Tenía sentimientos encontrados, por una parte, estaba seguro que había liado una digna de Datsue, el intrépido, pero por otro... ya tenía que ser gorda para que lo degraden a genin.
—Nabi—
![[Imagen: 23uv4XH.gif]](https://i.imgur.com/23uv4XH.gif)