10/09/2015, 04:22
El joven Uchiha hizo una pequeña pausa, como si de alguna manera estuviera ordenando sus pensamientos antes de hablar. Lo cual tenía sentido puesto que tendría que hablar de sus asuntos personales ante gente con la que apenas se estaba integrando.
Cuando comenzó a hablar, lo primero a lo que hizo referencia fue a sus miedos. Principalmente uno que consistía en su temor a que la injusticia prevaleciera, además del hecho de que no soportaría que la justicia de sus superiores resultara ser falsa.
Aquellas palabras hicieron pensar a Kazuma. Más específicamente le hicieron darse cuenta de que eventualmente Nabi y el tendrían choques en lo que se refiere a comportarse de acuerdo a lo que dicta la “justicia”.
El Ishimura tenía la creencia de que la justicia es solo una forma social de la ley del más fuerte. Ya que los poderosos son los que hacen la ley. Los países dictan las leyes que rigen a las aldeas ninjas y los Kages a su vez dictan las leyes dentro de su jurisdicción. En ocasiones puede que solo sea aquello que se considera socialmente aceptable.
«Creer en la leyes de otros humanos igual a nosotros es someterse y cegarse ante un criterio ajeno. Lo verdaderamente claro y justo solo puede venir de nosotros mismos» —pensó él mientras escuchaba el resto de las palabras de su compañero.
El chico procedió contarles su peor experiencia. La cual resulto ser algo similar a quedar atrapado en un retorcido juego de matar o morir. Para el peliblanco escuchar aquello resultaba ser un poco incomodo, no por que sintiera empatía, ya que rara vez lograba sentir las tragedias ajenas como suyas. Si no porque sabía que para las personas que creen en la justicia ese tipo de cosas resultaban ser las más desgarradoras.
Por último el chico fue bastante directo en cuanto a nombrar a su persona más importante. Se trataba de Mizuri Eri. Una chica bastante popular por su apariencia en la academia de las olas. Al menos así tenía entendido Kazuma.
El lugar se sumió en un pequeño instante de silencio incomodo. El joven de piel morena se planteo decir algo, pero bien sabía que las demás personas no tenían su capacidad para quitarle importancia a las cosas terribles de la vida.
Cuando comenzaba a ponerse ansioso la sensei hablo. De alguna manera no parecía afectada en lo mas mínimo por las historias de los chicos. Por un momento aquello le infundió a Kazuma una fuerte sensación de respeto. Pensar en alguien que domina sus emociones, que no se deja llevar por la empatía o el dolor ajeno, quizás aun mejor; alguien que sabía cómo funcionaba el mundo y que no perdía tiempo lamentándose por si misma o por los demás.
«Creo que la vida es algo entre una comedia y una tragedia. Aquellos que no saben que están en una obra solo pueden dejarse llevar por el argumento de la misma mientras bailan bajo las luces. Pero para los que pueden ver un poco más allá, la realidad no es ni buena ni mala, solo es como es; Absoluta e inalterable»
La jōnin les indico lo que harían a continuación. Trabajarían en lo que vendría a ser un ejercicio que tenía como objetivo fortalecer la confianza. Se trataba del típico dejarse caer para que un compañero te salve de golpearte, solo que lo harían al estilo ninja, escalando una pared vertical y luego dejando que sus pies se despegaran de la misma.
El primero al que le correspondió confiar fue Juro. De manera un poco lenta y pausada se dirigió hacia la pared más cercana, como si quisiera terminar con eso cuanto antes pero temiera golpearse, por lo que sin pausas adhirió sus pies a la pared y luego de haber alcanzado una altura cerca a los tres metro se dejo caer.
Kazuma se acerco lo más que pudo. No estaba seguro de cómo debía atrapar a una persona cayendo, pero supuso que con inclinarse un poco y atravesar los brazos bastaría. Con aquello en mente se preparo para atrapar a Juro.
Cuando comenzó a hablar, lo primero a lo que hizo referencia fue a sus miedos. Principalmente uno que consistía en su temor a que la injusticia prevaleciera, además del hecho de que no soportaría que la justicia de sus superiores resultara ser falsa.
Aquellas palabras hicieron pensar a Kazuma. Más específicamente le hicieron darse cuenta de que eventualmente Nabi y el tendrían choques en lo que se refiere a comportarse de acuerdo a lo que dicta la “justicia”.
El Ishimura tenía la creencia de que la justicia es solo una forma social de la ley del más fuerte. Ya que los poderosos son los que hacen la ley. Los países dictan las leyes que rigen a las aldeas ninjas y los Kages a su vez dictan las leyes dentro de su jurisdicción. En ocasiones puede que solo sea aquello que se considera socialmente aceptable.
«Creer en la leyes de otros humanos igual a nosotros es someterse y cegarse ante un criterio ajeno. Lo verdaderamente claro y justo solo puede venir de nosotros mismos» —pensó él mientras escuchaba el resto de las palabras de su compañero.
El chico procedió contarles su peor experiencia. La cual resulto ser algo similar a quedar atrapado en un retorcido juego de matar o morir. Para el peliblanco escuchar aquello resultaba ser un poco incomodo, no por que sintiera empatía, ya que rara vez lograba sentir las tragedias ajenas como suyas. Si no porque sabía que para las personas que creen en la justicia ese tipo de cosas resultaban ser las más desgarradoras.
Por último el chico fue bastante directo en cuanto a nombrar a su persona más importante. Se trataba de Mizuri Eri. Una chica bastante popular por su apariencia en la academia de las olas. Al menos así tenía entendido Kazuma.
El lugar se sumió en un pequeño instante de silencio incomodo. El joven de piel morena se planteo decir algo, pero bien sabía que las demás personas no tenían su capacidad para quitarle importancia a las cosas terribles de la vida.
Cuando comenzaba a ponerse ansioso la sensei hablo. De alguna manera no parecía afectada en lo mas mínimo por las historias de los chicos. Por un momento aquello le infundió a Kazuma una fuerte sensación de respeto. Pensar en alguien que domina sus emociones, que no se deja llevar por la empatía o el dolor ajeno, quizás aun mejor; alguien que sabía cómo funcionaba el mundo y que no perdía tiempo lamentándose por si misma o por los demás.
«Creo que la vida es algo entre una comedia y una tragedia. Aquellos que no saben que están en una obra solo pueden dejarse llevar por el argumento de la misma mientras bailan bajo las luces. Pero para los que pueden ver un poco más allá, la realidad no es ni buena ni mala, solo es como es; Absoluta e inalterable»
La jōnin les indico lo que harían a continuación. Trabajarían en lo que vendría a ser un ejercicio que tenía como objetivo fortalecer la confianza. Se trataba del típico dejarse caer para que un compañero te salve de golpearte, solo que lo harían al estilo ninja, escalando una pared vertical y luego dejando que sus pies se despegaran de la misma.
El primero al que le correspondió confiar fue Juro. De manera un poco lenta y pausada se dirigió hacia la pared más cercana, como si quisiera terminar con eso cuanto antes pero temiera golpearse, por lo que sin pausas adhirió sus pies a la pared y luego de haber alcanzado una altura cerca a los tres metro se dejo caer.
Kazuma se acerco lo más que pudo. No estaba seguro de cómo debía atrapar a una persona cayendo, pero supuso que con inclinarse un poco y atravesar los brazos bastaría. Con aquello en mente se preparo para atrapar a Juro.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)