25/07/2018, 17:34
No se creyó del todo lo que salió de la boca de Datsue, pero tampoco quiso rechistar, solo se cruzó tanto de brazos y de piernas, negando con la cabeza, por ello no vio como Nabi le guiñaba un ojo a Datsue.
Pero volvían al quid de la cuestión: el cachorro. ¿Qué iba a pasar con él ahora que se había quedado como regalo sin sentido? Miró a Datsue, que estaba todavía con la boca abierta, y justo la cerró de golpe.
—Yo… Bueno, pues yo… De verdad que me encantaría, pero… ¡Es que soy un desastre! —exclamó, y eso a Eri le sonó a excusa—. ¿Cada cuánto hay que sacarle a pasear? ¿Cada cuánto darle de comer? ¿Y el qué? ¿Y si se me olvida sacarle? ¿Y si me tengo que echar fuera una semana de misión? Yo… no tengo familia con quien dejarle…
—Dudo mucho que los tres estemos de misión a la vez... —alegó ella, encogiéndose de hombros, aunque no tuviese familia, les tenía a ellos —. Incluso Akame se podría hacer cargo cuando tú no estés —las respuestas eran sencillas, la verdadera pregunta era: ¿de verdad lo quería? —. Lo sacas dos veces al día: mañana y noche, le llenas el comedero de comida de perros una vez al día y le dejas con alguno de nosotros cuando estés de misión... No es tan difícil, además; si le enseñas puede que salga él solo...
»Ya sabes, nosotros estamos aquí para ayudarte.
Pero volvían al quid de la cuestión: el cachorro. ¿Qué iba a pasar con él ahora que se había quedado como regalo sin sentido? Miró a Datsue, que estaba todavía con la boca abierta, y justo la cerró de golpe.
—Yo… Bueno, pues yo… De verdad que me encantaría, pero… ¡Es que soy un desastre! —exclamó, y eso a Eri le sonó a excusa—. ¿Cada cuánto hay que sacarle a pasear? ¿Cada cuánto darle de comer? ¿Y el qué? ¿Y si se me olvida sacarle? ¿Y si me tengo que echar fuera una semana de misión? Yo… no tengo familia con quien dejarle…
—Dudo mucho que los tres estemos de misión a la vez... —alegó ella, encogiéndose de hombros, aunque no tuviese familia, les tenía a ellos —. Incluso Akame se podría hacer cargo cuando tú no estés —las respuestas eran sencillas, la verdadera pregunta era: ¿de verdad lo quería? —. Lo sacas dos veces al día: mañana y noche, le llenas el comedero de comida de perros una vez al día y le dejas con alguno de nosotros cuando estés de misión... No es tan difícil, además; si le enseñas puede que salga él solo...
»Ya sabes, nosotros estamos aquí para ayudarte.