7/08/2018, 21:17
(Última modificación: 7/08/2018, 21:38 por Himura Ren.)
— Yo soy inocente, lo juro. Ha sido él — respondío Etsu sin culpabilidad señalando al mastodonte derribado sobre las mesas. Toda la comida yacía esparcida por el suelo como quién explota una bolsita de salsa; muchos llorarían la perdida de sus platos por el coste monetario, pero Ryuko se apeno por no haber podido cumplir el objetivo de comer todas las comidas de cada uno de los comercios.
Alzó la mirada, observando el destrozo del lugar, el caos se había adueñado del negocio. Todas las mesas estaban vacías y el dueño todavía se estaba enseñando con uno de los matones aunque este estuviera medio inconsciente después del golpetazo.
«Tantos platos desperdiciados, comida malgastada y sin supervisión... Espera... Sin supervisión...»
Como una hiena buscando carroña, Ryuko comenzó a andar por el local observando las mesas para seguir llevándose cosas a la boca; algún muslito de pollo, algo de arroz con curry hasta acabar encontrando un plato de tempura sin probar, tal vez era el ultimo que sirvieron, incluso exhalaba algo de vapor. Todo un manjar para ella sola.
— Etsu... recuerda que es orden de tu abuelo... no puedes hacer ésto... vamos, tío... — Levanto su arma intentando hacer una amenaza, pero poco sirvió mientras esta temblaba junto a todo su brazo.
— Ni tío ni hostias, joder... solo quiero estar tranquilo. Iros a tomar algo, gastad el dinero de mi abuelo... pero joder, dejadme en paz un rato. ¿Acaso es tanto pedir?
— P-pero...
— ¡Que no, hostias ya! ¡no quiero niñeras! ¡se defenderme solito!
Ni Etsu ni el gran matón parecían ceder, aunque este ultimo no parecía querer continuar la pelea. Ryuko se llenaba el estomago por su parte con los últimos trozos de tempura, pero con tanto jaleo entre ambos, no pudo evitar sentirse curiosa y escuchar la conversación, estaban a escasos metros de ella, por lo que no fue un gran problema enterarse.
«Así que esta gente estaban buscandole a él. ¿Que es lo que querrá su abuelo de él?»
Alzó la mirada, observando el destrozo del lugar, el caos se había adueñado del negocio. Todas las mesas estaban vacías y el dueño todavía se estaba enseñando con uno de los matones aunque este estuviera medio inconsciente después del golpetazo.
«Tantos platos desperdiciados, comida malgastada y sin supervisión... Espera... Sin supervisión...»
Como una hiena buscando carroña, Ryuko comenzó a andar por el local observando las mesas para seguir llevándose cosas a la boca; algún muslito de pollo, algo de arroz con curry hasta acabar encontrando un plato de tempura sin probar, tal vez era el ultimo que sirvieron, incluso exhalaba algo de vapor. Todo un manjar para ella sola.
— Etsu... recuerda que es orden de tu abuelo... no puedes hacer ésto... vamos, tío... — Levanto su arma intentando hacer una amenaza, pero poco sirvió mientras esta temblaba junto a todo su brazo.
— Ni tío ni hostias, joder... solo quiero estar tranquilo. Iros a tomar algo, gastad el dinero de mi abuelo... pero joder, dejadme en paz un rato. ¿Acaso es tanto pedir?
— P-pero...
— ¡Que no, hostias ya! ¡no quiero niñeras! ¡se defenderme solito!
Ni Etsu ni el gran matón parecían ceder, aunque este ultimo no parecía querer continuar la pelea. Ryuko se llenaba el estomago por su parte con los últimos trozos de tempura, pero con tanto jaleo entre ambos, no pudo evitar sentirse curiosa y escuchar la conversación, estaban a escasos metros de ella, por lo que no fue un gran problema enterarse.
«Así que esta gente estaban buscandole a él. ¿Que es lo que querrá su abuelo de él?»