8/08/2018, 16:41
(Última modificación: 8/08/2018, 16:41 por Aotsuki Ayame.)
Nabi se acercó a Eri y, con delicadeza, le apartó el pelo de la cara. Si la anciana había sentido su presencia, desde luego, no dio señales de ello.
—¿Y ahora qué?
Preguntó, pero su pregunta sólo fue respondida con un suave ronquido.
Y entonces, Eri abrió los ojos. Aunque se encontraba tan débil que apenas podría moverse de la camilla.
Stuffy evadió el ataque con lanza saltando hacia atrás; sin embargo, los ojos de Doro se abrieron de par en par cuando su arma rasgó lo que quedaba de su desvencijada maleta y la abrió en canal. Varias mudas de ropa y poco más fue lo que vomitó aquel contenedor, lo poco que debía quedarle y que podía llevarse consigo.
—¡MALDITO Y PULGOSO ANIMAL! ¡¿ES QUE NO TIENES OTRA COSA QUE HACER QUE JODERME LA EXISTENCIA?! —bramaba, completamente ido de sí, y volvió a lanzarse contra el can con la lanza en ristre dispuesto a asestar un nuevo golpe directo a su cabeza.
—¿Y ahora qué?
Preguntó, pero su pregunta sólo fue respondida con un suave ronquido.
Y entonces, Eri abrió los ojos. Aunque se encontraba tan débil que apenas podría moverse de la camilla.
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Stuffy evadió el ataque con lanza saltando hacia atrás; sin embargo, los ojos de Doro se abrieron de par en par cuando su arma rasgó lo que quedaba de su desvencijada maleta y la abrió en canal. Varias mudas de ropa y poco más fue lo que vomitó aquel contenedor, lo poco que debía quedarle y que podía llevarse consigo.
—¡MALDITO Y PULGOSO ANIMAL! ¡¿ES QUE NO TIENES OTRA COSA QUE HACER QUE JODERME LA EXISTENCIA?! —bramaba, completamente ido de sí, y volvió a lanzarse contra el can con la lanza en ristre dispuesto a asestar un nuevo golpe directo a su cabeza.