18/11/2018, 14:08
(Última modificación: 21/11/2018, 19:17 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Eri se despidió de los marineros, y, emprendiendo la misión más difícil de su corta vida, partió hacia Amegakure. Encontrar el camino hacia allá no fue difícil, gracias a su pericia y al fiel mapa que la acompañaba. Otra cosa fue transitarlo. El País de la Tormenta demostró ser un enemigo implacable para todo aquél que no llevase algún tipo de protección para la lluvia. Su ropa, empapada, le calaba hasta los huesos, y el frío viento la hizo estremecerse y tiritar hasta el punto en el que comenzó a darse cuenta de que...
...moriría si no le ponía algún remedio.
En aquél momento se encontraba cruzando un paraje de acantilados rocosos, con hendiduras y alguna que otra cueva. La hierba era alta, y el suelo, encharcado, hacía que el agua entrase también por las suelas de sus botas.
...moriría si no le ponía algún remedio.
En aquél momento se encontraba cruzando un paraje de acantilados rocosos, con hendiduras y alguna que otra cueva. La hierba era alta, y el suelo, encharcado, hacía que el agua entrase también por las suelas de sus botas.
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