21/11/2018, 12:57
«¿Trapos sucios?»
Akame se quedó en el sitio, pensativo, mientras daba otra pitada a su cigarrillo y veía a Datsue alejarse a paso rápido. Aquella conversación había sido tan intrigante como inesperada, y ahora al joven jōnin le quedaban demasiadas dudas por despejar como para dejarlo, simplemente, pasar. Pero también estaba en la certeza de que Datsue no iba a hablar más de lo que había querido así como así, de modo que la extracción de esa información aparentemente jugosa y confidencial debía realizarse con mucho más tino. Y mucha más paciencia.
«¿Qué es eso que me ocultas, compadre?»
Sea como fuere, el muchacho no tardó en apurar su cigarrillo y, tras arrojar lo que quedaba de él al suelo y apagar la colilla con el tacón de sus botas ninja, echó a correr para alcanzar a su compañero de aventuras. El Sol de Verano apretaba de lo lindo y ambos empezarían pronto a notar los efectos del calor y la fatiga. Por desgracia, en las Planicies del Silencio no solía haber mucha sombra, y probablemente no pudieran parar hasta llegar a su primer destino: el Valle de los Dojos.
Allí, esperaba Akame, podrían servirse de su estatus como Campeón del Torneo de los Dojos para conseguir acceso y poder comer, descansar y reponerse.
Akame se quedó en el sitio, pensativo, mientras daba otra pitada a su cigarrillo y veía a Datsue alejarse a paso rápido. Aquella conversación había sido tan intrigante como inesperada, y ahora al joven jōnin le quedaban demasiadas dudas por despejar como para dejarlo, simplemente, pasar. Pero también estaba en la certeza de que Datsue no iba a hablar más de lo que había querido así como así, de modo que la extracción de esa información aparentemente jugosa y confidencial debía realizarse con mucho más tino. Y mucha más paciencia.
«¿Qué es eso que me ocultas, compadre?»
Sea como fuere, el muchacho no tardó en apurar su cigarrillo y, tras arrojar lo que quedaba de él al suelo y apagar la colilla con el tacón de sus botas ninja, echó a correr para alcanzar a su compañero de aventuras. El Sol de Verano apretaba de lo lindo y ambos empezarían pronto a notar los efectos del calor y la fatiga. Por desgracia, en las Planicies del Silencio no solía haber mucha sombra, y probablemente no pudieran parar hasta llegar a su primer destino: el Valle de los Dojos.
Allí, esperaba Akame, podrían servirse de su estatus como Campeón del Torneo de los Dojos para conseguir acceso y poder comer, descansar y reponerse.