6/01/2019, 05:03
Le ardía. El rostro. No era tarea sencilla esa la de tener aquel hierro candente tan cerca de la garganta. Era como intentar sostenerle la mirada a un Dragón que estaba a punto de escupir una llamarada de fuego.
Clank, clank, clank. Le faltaba fuerza. No estaba golpeando correctamente, y lo pudo notar puesto que el acero no hacía ningún atisbo de desformarse. Ni de un lado, ni para el otro.
—El acero te está ganando el pulso. Debes golpear más duro, sin contemplación. Piensa en la forma de la espada y extiende el martillo en la dirección a la que debería estar el filo. Continúa, no dejes que enfríe.
Clank, clank, clank. Le faltaba fuerza. No estaba golpeando correctamente, y lo pudo notar puesto que el acero no hacía ningún atisbo de desformarse. Ni de un lado, ni para el otro.
—El acero te está ganando el pulso. Debes golpear más duro, sin contemplación. Piensa en la forma de la espada y extiende el martillo en la dirección a la que debería estar el filo. Continúa, no dejes que enfríe.