7/01/2019, 21:13
(Última modificación: 7/01/2019, 21:13 por Inuzuka Etsu.)
La señora que portaba una pipa afirmó su tesis, afirmando que había llegado y había hecho un buen trabajo al llegar tan pronto, incluso se lo agradeció. «¿Pronto? Si llego realmente tarde... no lo entiendo...» Pese a no entenderlo, todo eso sucedió tras una leve reverencia, tecnicismos sociales que obviamente el Inuzuka debió igualar. La sociedad humana se rige por esas absurdas normas, y quien no casi se le ve como un paria. Apenas el chico había vuelto a su compostura, llegó otra persona mas, buscando saber también si era ahí el comienzo de su misión. Al igual que para Etsu y Akane, ésta respondió de manera afirmativa.
La mujer aseguró que le había gustado la actitud de ambos, habiéndose esforzado por no llegar tarde o haber desistido debido a la tardanza. Incluso se atrevió a galardonar a sendos chicos con una medalla imaginaria, en la cuál traspuso la pipa a manera de espada de ceremonias, como si los nombrase caballeros.
«Oh... supongo... supongo que habrá sido como una prueba, para comprobar si nos dábamos prisa y nos esforzábamos en llegar.»
El silencio de nuevo se quebró, en ésta ocasión por parte de la chica del dojo. La muchacha hizo un esfuerzo dantesco y lo consiguió, casi sin preámbulos o tartamudeos. Saludó al Inuzuka y al llamado Hanamura. Etsu no pudo evitar una sonrisa, pese a que aún andaba recuperando el aliento.
Antes de que el Inuzuka llegase a contestar, Hanamura se apresuró a devolver el saludo a la chica. Al parecer ya se conocían, y éste incluso le pidió que le llamase por su nombre, Kazuma. Quizás el Inuzuka no tenía aún ese derecho, pero tampoco era algo por lo que discutir o apresurarse.
—Buenos días, Ranko —devolvió el saludo a la chica, y se giró hacia el chico que había llegado justo tras él —buenos días, Hanamura. Un placer, nuestro nombre es Inuzuka Etsu y Akane.
La jounin hizo un inciso, acudiendo a que ya parecían estar todos listos para comenzar. La verdad, ganas no le faltaba al Inuzuka. El chico afirmó con un gesto rotundo de cabeza, y prestó toda su atención en la mujer. La mujer hizo malabares para poder leer el pergamino mientras sostenía con la misma mano la pipa. Realmente se veía hasta incómodo, pero tampoco era caso intentar "ayudarla"; puesto que si tenía ese cargo bien era sabido que tenía una capacidad muy alta de desenvolverse, incluso con un miembro menos.
Tras leer el pergamino, Komachi se lo entregó a Etsu y le pidió que lo enrollase. Éste lo hizo sin demora, y aguardó paciente mientras escuchaba la información adicional que la mujer tenía sobre la misión actual. Al parecer la solicitante era amiga suya, y quizás por eso quería encargarse personalmente de su cumplimiento, o simplemente la mercancía que debía tener.
La mujer sostuvo una bocanada de humo en sus pulmones de nuevo, que soltó con parsimonia en forma de una larga serpiente blanca, no literalmente. Mantuvo la pipa de nuevo entre sus labios, en lo cuál comenzó a buscar en su obi algo. Cuando lo obtuvo, lo sacó. Era un papel, un pequeño papel con algo escrito, una dirección. Tras Etsu tomar éste nuevo aporte, la mujer pudo hablar de nuevo para explicarse. Dejaría a Etsu como encargado del papeleo, pues había escuchado que era un genin muy dedicado. El Inuzuka no pudo evitar una sonrisa de puro nerviosismo...
—Bueno... hay que esforzarse si uno quiere convertirse en el mejor shinobi... jajajaja... —se atrevió a bromear diciendo la verdad.
Pero todo estaba echado a la suerte. Esa gran diosa, tan problemática y satisfactoria a la misma vez. La señora Komachi aclaró que si no tenían nada mas que añadir o preguntar, podían partir con la mayor velocidad posible. El rasta se giró, intentando visualizar a sus compañeros.
—Si están de a cuerdo, podemos salir ya.
»Gracias por la información, señora Komachi. Tardaremos lo mínimo posible.
En lo que los compañeros respondían, el chico examinaría la dirección. No era cuestión de correr cual pollo sin cabeza... tras saber si todos estaban dispuestos, correrían en la dirección dada.
La mujer aseguró que le había gustado la actitud de ambos, habiéndose esforzado por no llegar tarde o haber desistido debido a la tardanza. Incluso se atrevió a galardonar a sendos chicos con una medalla imaginaria, en la cuál traspuso la pipa a manera de espada de ceremonias, como si los nombrase caballeros.
«Oh... supongo... supongo que habrá sido como una prueba, para comprobar si nos dábamos prisa y nos esforzábamos en llegar.»
El silencio de nuevo se quebró, en ésta ocasión por parte de la chica del dojo. La muchacha hizo un esfuerzo dantesco y lo consiguió, casi sin preámbulos o tartamudeos. Saludó al Inuzuka y al llamado Hanamura. Etsu no pudo evitar una sonrisa, pese a que aún andaba recuperando el aliento.
Antes de que el Inuzuka llegase a contestar, Hanamura se apresuró a devolver el saludo a la chica. Al parecer ya se conocían, y éste incluso le pidió que le llamase por su nombre, Kazuma. Quizás el Inuzuka no tenía aún ese derecho, pero tampoco era algo por lo que discutir o apresurarse.
—Buenos días, Ranko —devolvió el saludo a la chica, y se giró hacia el chico que había llegado justo tras él —buenos días, Hanamura. Un placer, nuestro nombre es Inuzuka Etsu y Akane.
La jounin hizo un inciso, acudiendo a que ya parecían estar todos listos para comenzar. La verdad, ganas no le faltaba al Inuzuka. El chico afirmó con un gesto rotundo de cabeza, y prestó toda su atención en la mujer. La mujer hizo malabares para poder leer el pergamino mientras sostenía con la misma mano la pipa. Realmente se veía hasta incómodo, pero tampoco era caso intentar "ayudarla"; puesto que si tenía ese cargo bien era sabido que tenía una capacidad muy alta de desenvolverse, incluso con un miembro menos.
Tras leer el pergamino, Komachi se lo entregó a Etsu y le pidió que lo enrollase. Éste lo hizo sin demora, y aguardó paciente mientras escuchaba la información adicional que la mujer tenía sobre la misión actual. Al parecer la solicitante era amiga suya, y quizás por eso quería encargarse personalmente de su cumplimiento, o simplemente la mercancía que debía tener.
La mujer sostuvo una bocanada de humo en sus pulmones de nuevo, que soltó con parsimonia en forma de una larga serpiente blanca, no literalmente. Mantuvo la pipa de nuevo entre sus labios, en lo cuál comenzó a buscar en su obi algo. Cuando lo obtuvo, lo sacó. Era un papel, un pequeño papel con algo escrito, una dirección. Tras Etsu tomar éste nuevo aporte, la mujer pudo hablar de nuevo para explicarse. Dejaría a Etsu como encargado del papeleo, pues había escuchado que era un genin muy dedicado. El Inuzuka no pudo evitar una sonrisa de puro nerviosismo...
—Bueno... hay que esforzarse si uno quiere convertirse en el mejor shinobi... jajajaja... —se atrevió a bromear diciendo la verdad.
Pero todo estaba echado a la suerte. Esa gran diosa, tan problemática y satisfactoria a la misma vez. La señora Komachi aclaró que si no tenían nada mas que añadir o preguntar, podían partir con la mayor velocidad posible. El rasta se giró, intentando visualizar a sus compañeros.
—Si están de a cuerdo, podemos salir ya.
»Gracias por la información, señora Komachi. Tardaremos lo mínimo posible.
En lo que los compañeros respondían, el chico examinaría la dirección. No era cuestión de correr cual pollo sin cabeza... tras saber si todos estaban dispuestos, correrían en la dirección dada.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~