9/01/2019, 01:14
(Última modificación: 9/01/2019, 01:14 por Umikiba Kaido.)
—Está bien, está bien. Vuelve en cuanto estés listo, pues —sentenció.
Después de; Datsue partió de vuelta a su hogar en búsqueda de una reafirmación más legal que le permitiera arrojarse de lleno en el encargo sin padecer la ira de su Aldea, por haberse ausentado durante tanto, tanto tiempo.
El edificio del Uzukage le recibió como de costumbre: plácido, cálido; con el refrescante aroma a incienso floral bañándole las fosas nasales. Goro leía un documento, sostenido con su mano buena. La única que tenía, claro.
Después de; Datsue partió de vuelta a su hogar en búsqueda de una reafirmación más legal que le permitiera arrojarse de lleno en el encargo sin padecer la ira de su Aldea, por haberse ausentado durante tanto, tanto tiempo.
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El edificio del Uzukage le recibió como de costumbre: plácido, cálido; con el refrescante aroma a incienso floral bañándole las fosas nasales. Goro leía un documento, sostenido con su mano buena. La única que tenía, claro.