11/10/2015, 16:35
Habiendo escuchado cual era el nombre de la mujer que sería su sensei, el joven de piel morena se sentía bastante satisfecho. Sin embargo aun quedaba pendiente el pasar por donde estaban sus compañeros.
—Entendido, me encargare de informárselo a ambos. Hasta la próxima Kureji-sensei —expreso mientras hacia una leve reverencia.
Por último se despidió de la enfermera con una leve agitación de su mano. Eso más que todo porque no sabía cómo contestar a las palabras de esta, aunque quizás su gesto de “yo también espero eso” haya sido respuesta suficiente.
«Me parece raro que prefiriera que la llamara por su apellido, pues eso generalmente se usa para personas mayores a las cuales ya podrías llamar señor o señora. Creo que decirle Shiori-sensei hubiera sido un poco menos formal y mas cómodo»
No podía evitar el pensar sobre la manera de ser de la pelirroja mientras lenta y silenciosamente arrastraba sus pies por los pasillos que llevaban al patio.
Luego de la caminata más larga que había dado por los corredores de la academia, finalmente llego a su destino. Abrió la puerta lentamente y procedió a caminar hacia el exterior, para luego de unos pasos ver como sus compañeros se encontraban bastante ocupados limpiando el desastre que habían causado.
—Chicos —dijo alzando la voz para llamar su atención—. Les traigo buenas nuevas.
—Entendido, me encargare de informárselo a ambos. Hasta la próxima Kureji-sensei —expreso mientras hacia una leve reverencia.
Por último se despidió de la enfermera con una leve agitación de su mano. Eso más que todo porque no sabía cómo contestar a las palabras de esta, aunque quizás su gesto de “yo también espero eso” haya sido respuesta suficiente.
«Me parece raro que prefiriera que la llamara por su apellido, pues eso generalmente se usa para personas mayores a las cuales ya podrías llamar señor o señora. Creo que decirle Shiori-sensei hubiera sido un poco menos formal y mas cómodo»
No podía evitar el pensar sobre la manera de ser de la pelirroja mientras lenta y silenciosamente arrastraba sus pies por los pasillos que llevaban al patio.
Luego de la caminata más larga que había dado por los corredores de la academia, finalmente llego a su destino. Abrió la puerta lentamente y procedió a caminar hacia el exterior, para luego de unos pasos ver como sus compañeros se encontraban bastante ocupados limpiando el desastre que habían causado.
—Chicos —dijo alzando la voz para llamar su atención—. Les traigo buenas nuevas.