12/01/2019, 21:15
—Maestra —era extraño, cuanto menos, ver el cómo tu figura inmediatamente superior interactuaba a su vez con la suya—. qué bueno verte después de tanto —una reverencia, y luego un abrazo de camaradería. Nahana seguía inexpresiva y con la mirada de reptil sobre el aprendiz—. discúlpalo, es sólo un muchacho que recién descubre su pasión. Todos somos un manojo eufórico y expresivos en ese punto de nuestras vidas. ¿O es que no recuerdas la primera vez que nos conocimos?
—Lo importante es que pueda expresarse de la misma forma en la forja. Y confío en que así será. El muchacho me resulta bastante prometedor, Nahana-sama.
—Si es prometedor o no lo decidiré yo llegado el momento —contestó con abrumadora severidad—. y cómo no recordarlo, Soroku. Eras un escuálido endeble que apenas podía levantar una limacaña. Por suerte me tenías a mí para torcerte, ¿no?
—Sin duda alguna.
Nahana se acercó a Datsue. Tendió su brazo, poderoso; y lo dejó postrado frente al muchacho.
—Tākoizu Nahana.
Nada decía más de uno que el primer apretón de manos.
—Lo importante es que pueda expresarse de la misma forma en la forja. Y confío en que así será. El muchacho me resulta bastante prometedor, Nahana-sama.
—Si es prometedor o no lo decidiré yo llegado el momento —contestó con abrumadora severidad—. y cómo no recordarlo, Soroku. Eras un escuálido endeble que apenas podía levantar una limacaña. Por suerte me tenías a mí para torcerte, ¿no?
—Sin duda alguna.
Nahana se acercó a Datsue. Tendió su brazo, poderoso; y lo dejó postrado frente al muchacho.
—Tākoizu Nahana.
Nada decía más de uno que el primer apretón de manos.