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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Datsue no habló, no obstante. Sino que pensó. Pensó en la voz, en aquel tono que alguna vez fue melodía para sus oídos. No le trajo ningún rostro a recuerdo. Era como escuchar una sinfonía olvidada, ajena a sus tiempos; de la que conocías sus notas y partituras de memoria, aunque tus dedos fallaran con cada intento de encontrar acomodo sobre las teclas del piano.

«Me estoy ahogando. Ayúdame» —dijo la voz. De pronto, lo supo muy bien. Supo quién le estaba hablando. Supo por fin la forma que tenía el agua.

Un lago, frío y oscuro. La lluvia, eterna e incesante. Sus lamentos, tan muertos como vivos, pero siempre eternos. Era ella. Su gran amor.

El agua se movió frente a él y el cuerpo menudo de una sirena, de aspecto frágil y cautivador le acechó.

«Sácame de aquí. Llévame contigo y por lo que más quieras, no me dejes olvidar»
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Mensajes en este tema
RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - por Umikiba Kaido - 14/01/2019, 18:22


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