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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El llanto pasó desapercibido, sin embargo. Sus lágrimas se mezclarían con las profundidades del lago, que les acompañó en aquel abrazo sentido y puro. Pudo ver en su amada una sonrisa, un deje de esperanza. Sus brazos finalmente podían liberarla de su eterno cautiverio. ¿Cómo no sonreír por ello?

Sus frentes se tocaron, luego sus labios. Las manos de Datsue, víctima de la emoción, nadaron hasta el cuello de Aiko y lo acarició. Sus miradas se cruzaron, y trataron de mantener el contacto durante el mayor tiempo posible dado que la realidad siempre volvía para romper el sueño en los momentos menos esperados.

Entonces lo sintió. Sintió una ráfaga de agua en forma de una risa arenosa que quiso apartarle de Aiko. Él se sostuvo mucho más fuerte a su cuello, no quería dejarla... no debía. ¡No podía!

«Datsue... Dat... ¿Datsue?»

Luchaba por aferrarse, pero la corriente era muy fuerte. Apretó tanto que inesperadamente empezó a hacerle daño a su amada.

«Datsue... ¡Datsue despierta!»

. . .

Sus manos, sudorosas, se aferraban fuertemente al cuello endeble de una dama que se había colado hasta su cama. Era Urami, que le gritaba asustada para que se liberase de tan horrenda pesadilla.
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Mensajes en este tema
RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - por Umikiba Kaido - 18/01/2019, 01:57


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