20/01/2019, 02:19
La mujer había dado su brazo a torcer, al menos un poco, y terminó por dar una preciada muestra de taidonka. Por suerte o por desgracia, la muestra les costaría un ejemplar mas a recabar. Pero bueno, era un precio realmente bajo en comparación a todo el tiempo que podrían ahorrar buscando la hierba. Por suerte o desgracia, el equipo contaba con dos buenos sabuesos. Ahora, era cuestión de tiempo que encontrasen las muestras que necesitaban.
Con un último empujón, la madre de Ranko incitó a los chicos a que no perdiesen demasiado tiempo en su labor. Se trataba de una misión oficial, sin límite de tiempo. Pero una cosa no llevaba a la otra, el tiempo es oro. Justo antes de lanzar a los jóvenes a correr, lanzó una última solicitud. La mujer entregó a su hija una bolsa mas, y pidió que le trajesen también a ella unas muestras de las llamadas baiko.
Etsu no tardó en confirmar la petición, a pesar de no haber sido directamente a él a quien se lo solicitasen. Eran un equipo, y como tal aceptaron el encargo adicional. Ranko hizo un inciso en el mismo camino, al igual que Kazuma. Lo más fácil para recolectar las plantas a toda velocidad sería dividirse las labores. La idea era muy buena, y la kunoichi destacó que Etsu podía buscar las supuestamente mas complicada de todas, gracias a su olfato no le costaría demasiado. Etsu lo confirmó, la idea era muy buena, y ahorrarían mucho tiempo. Además, así podría poner todas sus fuerzas en hacer su tarea lo más rápido posible.
Sin demora, tanto Etsu como Akane se pusieron en marcha, corriendo a toda mecha dirección al corazón del bosque. Se perdieron entre los árboles, dejando de lado a Ranko y Kazuma, al menos de momento. Una vez llegó a una zona profunda del bosque, tomaría la muestra de la taidonka y la olió en pos de descifrar su inconfundible fragancia. Akane también hizo lo mismo, y tras ello, la volvería a guardar en el pañuelo.
—Que olor mas... peculiar... —se quejó a Akane.
Y cual sabueso de caza, el Inuzuka y su gemelo comenzaron a olisquear el entorno, en pos de encontrar un buen rastro. Contaban con una gran ventaja, y pensaban usarla a su favor.
Con un último empujón, la madre de Ranko incitó a los chicos a que no perdiesen demasiado tiempo en su labor. Se trataba de una misión oficial, sin límite de tiempo. Pero una cosa no llevaba a la otra, el tiempo es oro. Justo antes de lanzar a los jóvenes a correr, lanzó una última solicitud. La mujer entregó a su hija una bolsa mas, y pidió que le trajesen también a ella unas muestras de las llamadas baiko.
Etsu no tardó en confirmar la petición, a pesar de no haber sido directamente a él a quien se lo solicitasen. Eran un equipo, y como tal aceptaron el encargo adicional. Ranko hizo un inciso en el mismo camino, al igual que Kazuma. Lo más fácil para recolectar las plantas a toda velocidad sería dividirse las labores. La idea era muy buena, y la kunoichi destacó que Etsu podía buscar las supuestamente mas complicada de todas, gracias a su olfato no le costaría demasiado. Etsu lo confirmó, la idea era muy buena, y ahorrarían mucho tiempo. Además, así podría poner todas sus fuerzas en hacer su tarea lo más rápido posible.
Sin demora, tanto Etsu como Akane se pusieron en marcha, corriendo a toda mecha dirección al corazón del bosque. Se perdieron entre los árboles, dejando de lado a Ranko y Kazuma, al menos de momento. Una vez llegó a una zona profunda del bosque, tomaría la muestra de la taidonka y la olió en pos de descifrar su inconfundible fragancia. Akane también hizo lo mismo, y tras ello, la volvería a guardar en el pañuelo.
—Que olor mas... peculiar... —se quejó a Akane.
Y cual sabueso de caza, el Inuzuka y su gemelo comenzaron a olisquear el entorno, en pos de encontrar un buen rastro. Contaban con una gran ventaja, y pensaban usarla a su favor.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~