21/01/2019, 04:05
Ranko seguiría a Kazuma al mismo ritmo, quedándose siempre detrás de él. Disfrutó, no obstante, el estar de paseo de nuevo en el bosque. Como cualquier kusajin, se sentía tan agradable estar rodeado de tanto verde y café, y sentir el olor a verde y otros colores. Aunque la kunoichi sabía un poquito de flores, gracias al interés de su madre por mantener el jardín de la familia en perfecto estado, no sabía qué tan fácil o rápido sería conseguir hierbas.
Después de un buen rato de correr, arribaron a un pequeño lago no muy lejos de la aldea. Entre respiros, Ranko sonrió ampliamente. Era un lugar hermoso para un paseo matutino. O vespertino. Tal vez hasta nocturno. La chica haría una nota mental para regresar al lugar alguna otra vez.
Kazuma se había puesto a acomodar sus notas frente a sí, sentado, mientras Ranko admiraba el oasis.
”No, oasis es solo cuando está en medio de un desierto, ¿no? Éste es solo un lago… un lago muy bonito.”
En cuanto el peliblanco le preguntó su opinión en cuanto a la manera de comenzar la búsqueda, la Ranko torpe sustituyó a la Ranko maravillada.
—Ah-ahm… Ehm… —La chica quiso acercársele y asomarse para leer las notas, pero sintió que estaría invadiendo la privacidad de sus hojas de papel, y decidió valerse de sus propias memorias sobre las hierbas —. Po-podríamos… ¿Qué dijo Taitama-san acerca de…? ¿Dónde es que…? ¿Dónde crecen? Una… Una era fuera del camino, creo… Y otras… ¿cerca de la costa?
»Podríamos ir… Ahm… Seguir un poquito hacia el… el este. Creo.
Aquel lago, rodeado de hierbas y plantas de manera tan armoniosa, le recordaba de cierta manera al jardín de la familia Sagisō, por lo que se sentía relativamente en calma. A simple vista, no había ninguna de las plantas de la misión en el sitio, aunque Ranko debía revisar con más detenimiento si no quería perderse alguna.
Mientras tanto, los hermanos Inuzuka no perdieron tiempo y se adentraron más que los otros dos genin en el Bosque de Hongos. Estando acostumbrados a Kusagakure y al País del Bosque, tal vez los chicos estaría también acostumbrados al olor del bosque. Humedad, clorofila, un ligero toque de podredumbre. Unas cuantas cucharadas de flores, y otras más de especias silvestres. Muchos rastros de animales grandes y pequeños.
Ni Etsu ni Akane sentirían aroma similar a la taidonka, al menos por el momento. Sin embargo, le haría falta avanzar un poco más, pues recordaría que la flor crecía cerca de Tane-Shigai. Tal vez había sido una buena idea, pues se estarían dividiendo casi un tercio del Bosque de Hongos a explorar entre dos.
Sin embargo, al avanzar hacia el suroeste, hacia la ciudad, sintió algo a la distancia. Parecía que alguien estaba friendo tocino muy lejos hacia el sur. Era algo mucho muy sutil. Si alguien estuviese ligeramente resfriado, o si fuese sin prestar atención al olor del bosque, posiblemente no habría percibido tal olor. Si Etsu revisaba sus cosas, vería que tendría la muestra de la taidonka y una sola bolsa de cáñamo. Si se encontraba con más de una de las flores, o bien tendría que arreglárselas para llevar algunas fuera de una bolsa, arriesgándose a dañarlas, o podría regresar luego a por ellas junto con Ranko y Kazuma.
Después de un buen rato de correr, arribaron a un pequeño lago no muy lejos de la aldea. Entre respiros, Ranko sonrió ampliamente. Era un lugar hermoso para un paseo matutino. O vespertino. Tal vez hasta nocturno. La chica haría una nota mental para regresar al lugar alguna otra vez.
Kazuma se había puesto a acomodar sus notas frente a sí, sentado, mientras Ranko admiraba el oasis.
”No, oasis es solo cuando está en medio de un desierto, ¿no? Éste es solo un lago… un lago muy bonito.”
En cuanto el peliblanco le preguntó su opinión en cuanto a la manera de comenzar la búsqueda, la Ranko torpe sustituyó a la Ranko maravillada.
—Ah-ahm… Ehm… —La chica quiso acercársele y asomarse para leer las notas, pero sintió que estaría invadiendo la privacidad de sus hojas de papel, y decidió valerse de sus propias memorias sobre las hierbas —. Po-podríamos… ¿Qué dijo Taitama-san acerca de…? ¿Dónde es que…? ¿Dónde crecen? Una… Una era fuera del camino, creo… Y otras… ¿cerca de la costa?
»Podríamos ir… Ahm… Seguir un poquito hacia el… el este. Creo.
Aquel lago, rodeado de hierbas y plantas de manera tan armoniosa, le recordaba de cierta manera al jardín de la familia Sagisō, por lo que se sentía relativamente en calma. A simple vista, no había ninguna de las plantas de la misión en el sitio, aunque Ranko debía revisar con más detenimiento si no quería perderse alguna.
Mientras tanto, los hermanos Inuzuka no perdieron tiempo y se adentraron más que los otros dos genin en el Bosque de Hongos. Estando acostumbrados a Kusagakure y al País del Bosque, tal vez los chicos estaría también acostumbrados al olor del bosque. Humedad, clorofila, un ligero toque de podredumbre. Unas cuantas cucharadas de flores, y otras más de especias silvestres. Muchos rastros de animales grandes y pequeños.
Ni Etsu ni Akane sentirían aroma similar a la taidonka, al menos por el momento. Sin embargo, le haría falta avanzar un poco más, pues recordaría que la flor crecía cerca de Tane-Shigai. Tal vez había sido una buena idea, pues se estarían dividiendo casi un tercio del Bosque de Hongos a explorar entre dos.
Sin embargo, al avanzar hacia el suroeste, hacia la ciudad, sintió algo a la distancia. Parecía que alguien estaba friendo tocino muy lejos hacia el sur. Era algo mucho muy sutil. Si alguien estuviese ligeramente resfriado, o si fuese sin prestar atención al olor del bosque, posiblemente no habría percibido tal olor. Si Etsu revisaba sus cosas, vería que tendría la muestra de la taidonka y una sola bolsa de cáñamo. Si se encontraba con más de una de las flores, o bien tendría que arreglárselas para llevar algunas fuera de una bolsa, arriesgándose a dañarlas, o podría regresar luego a por ellas junto con Ranko y Kazuma.
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