30/01/2019, 19:11
Era un día bonito en Uzushiogakure no Sato. O eso, diría la mayoría, mas no Uchiha Datsue. Para Datsue, era un día extraño. Un día en el que lo inhabitual comenzaba a sentirse normal. Un día sin las pesadillas de Shukaku. Un día en el que recién se despertaba de una noche reparadora, dormida del tirón. Un día sin ver a sus seres queridos morir. También otro día sin su Hermano. También otro día despertándose sin nadie al lado al que abrazar. Ni dar un beso de buenos días. Un día…
Un día de mierda, vaya.
Datsue se levantó como cada mañana, dándose una buena ducha. Antes, no solía lavarse recién levantado, dejándolo más bien para la noche. Tras los continuos sudores que Shukaku despertaba en él por más de un año, había cogido aquella costumbre, y todavía no la había perdido.
Luego daba de comer a Datsuse, y se hacía un pequeño desayuno: tostadas; zumo; y un batido de leche de soja, copos de avena, plátano y yogur natural.
—¡Hora de dar un paseo, Datsuse!
Datsuse ladró con alegría, meneando la cola de un lado a otro y corriendo hasta la puerta. El Uchiha acostumbraba a aprovechar aquellos paseos matinales para correr por la playa, tal y como acostumbraba a hacer su Hermano para mantenerse en forma. Lo había hecho todos y cada uno de los días desde su muerte, salvo cuando se encontraba fuera por misión, en una especie de obligación moral. A veces, tenía momentos de alegría, imaginándose lo orgulloso que se sentiría Akame si viese su constancia. Otras muchas, simplemente se hundía más en la espiral de depresión, al no ser capaz de dejar de pensar en él un solo día.
Había tantas cosas de las que quería hablarle…
Tantas cosas que…
Toc, toc.
Extrañado, fue abrir la puerta, ya vestido con su habitual ropa de correr: camiseta de manga corta, roja oscura; y pantalón negro que terminaba por debajo de las rodillas.
—¡Ha-Hanabi-sama! —exclamó, incrédulo, al ver al mismísimo Uzukage plantado en la puerta de su apartamento—. Qué… ¡Qué sorpresa!
Datsuse, pletórico por recibir una nueva visita —últimamente era un aburrimiento tremendo estar con su dueño—, ladró y se puso de pie, apoyando las dos patas delanteras en las piernas de Hanabi.
—¡Datsuse! Ven aquí, ¡ven! No ves que es Uzukage-sama, ¿hombre? —El Uchiha terminó por cogerlo en brazos—. ¿Q-quiere pasar, Hanabi-sama? —preguntó, intrigado por la visita. ¿Es que había hecho algo malo? Repasó mentalmente el último mes. No, que él supiese no la había vuelto a cagar con nadie…
Miró con el rabillo del ojo la cocina y el salón… «Mierda…». Estaba hecho un desastre. Como siempre.
Un día de mierda, vaya.
Datsue se levantó como cada mañana, dándose una buena ducha. Antes, no solía lavarse recién levantado, dejándolo más bien para la noche. Tras los continuos sudores que Shukaku despertaba en él por más de un año, había cogido aquella costumbre, y todavía no la había perdido.
Luego daba de comer a Datsuse, y se hacía un pequeño desayuno: tostadas; zumo; y un batido de leche de soja, copos de avena, plátano y yogur natural.
—¡Hora de dar un paseo, Datsuse!
Datsuse ladró con alegría, meneando la cola de un lado a otro y corriendo hasta la puerta. El Uchiha acostumbraba a aprovechar aquellos paseos matinales para correr por la playa, tal y como acostumbraba a hacer su Hermano para mantenerse en forma. Lo había hecho todos y cada uno de los días desde su muerte, salvo cuando se encontraba fuera por misión, en una especie de obligación moral. A veces, tenía momentos de alegría, imaginándose lo orgulloso que se sentiría Akame si viese su constancia. Otras muchas, simplemente se hundía más en la espiral de depresión, al no ser capaz de dejar de pensar en él un solo día.
Había tantas cosas de las que quería hablarle…
Tantas cosas que…
Toc, toc.
Extrañado, fue abrir la puerta, ya vestido con su habitual ropa de correr: camiseta de manga corta, roja oscura; y pantalón negro que terminaba por debajo de las rodillas.
—¡Ha-Hanabi-sama! —exclamó, incrédulo, al ver al mismísimo Uzukage plantado en la puerta de su apartamento—. Qué… ¡Qué sorpresa!
Datsuse, pletórico por recibir una nueva visita —últimamente era un aburrimiento tremendo estar con su dueño—, ladró y se puso de pie, apoyando las dos patas delanteras en las piernas de Hanabi.
—¡Datsuse! Ven aquí, ¡ven! No ves que es Uzukage-sama, ¿hombre? —El Uchiha terminó por cogerlo en brazos—. ¿Q-quiere pasar, Hanabi-sama? —preguntó, intrigado por la visita. ¿Es que había hecho algo malo? Repasó mentalmente el último mes. No, que él supiese no la había vuelto a cagar con nadie…
Miró con el rabillo del ojo la cocina y el salón… «Mierda…». Estaba hecho un desastre. Como siempre.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado