31/01/2019, 00:23
Etsu no llegó a tomar demasiado claro qué sucedía. Era como un maldito circo de olores, en el que el aroma que buscaba iba y venía como bien le venía en gana, sin llevar a ninguna parte concreta. El dúo de genin había ido buscando alrededor de la zona, e incluso se había dispuesto hacia la zona sur. Pero el rastro era mas inestable que una pelota de golf en una prensa. Era casi de chiste, pues para cuando percibía el olor, éste se esfumaba y volvía solo para cachondearse del buen y desarrollado olfato Inuzuka.
—¡Me cago en mis muelas! ¿qué coño pasa con ésta planta fantasma?
Akane lo miró, torciendo el gesto. Mas tras escuchar a Etsu, recordó algo importante. Las plantas que buscaban no estaban a ras de suelo, y era por eso y no por otra cosa que solo llegaban hasta ellos míseros aromas esporádicos. Tenía sentido, esos resquicios de olor era lo poco que caía desde las alturas y llegaba en plena condición.
La misión era la prioridad, y no fue por otra cosa que no jugó con la mente de Etsu. De darse otra situación, se habría divertido viendo cómo el de orbes verdáceos se tiraba de los pelos intentando descifrar el misterio. Pero en ésta ocasión, lanzó rápidamente la información. Su premio también aguardaba, y cuanto antes terminasen, antes podría disfrutar de todos esos manjares y golosinas que quisiera.
Etsu chasqueó los dedos, e inmediatamente lanzó su dedo acusador al can, con una sonrisa burlona —desde luego... se nota quien es el hermano inteligente, cabroncete... jajaja.
Sin demora, el chico se lanzó en un salto contra el árbol mas cercano, en pos de subir su superficie hasta las ramas mas altas. Era muy posible que allá encontrasen lo que había venido buscando, tal y como le había recordado Akane.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~