2/02/2019, 15:52
Kitana asintió, satisfecha. Veía en aquel muchacho el deseo y las pretensiones de un digno aprendiz. Hacía tiempo que no lo veía en nadie. Nahana, sin embargo, era mucho más escéptica siempre, y con todos. Hasta que le demostraran lo contrario, por supuesto.
—Oh, muchacho, Oonindo ha visto taaantas cosas. Y aún así... —entrecerró los ojos—. te acepto formalmente como mi aprendiz. A partir de hoy trabajaremos en tu adoctrinamiento para convertirte en el herrero que deseas ser. Aprenderás las bases del oficio, su historia, la de los Señores del Hierro, la respetarás y le harás honor con tus creaciones. No será sencillo, al contrario, habrá ocasiones en las que querrás desistir. Llegará el punto en que la forja se convertirá en tu infierno personal. El calor te agobiará. Las manos te dolerán. Supera las dudas y los temores, y sólo así, serás uno de los nuestros.
—Y sólo así, serás uno de los nuestros.
—Oh, muchacho, Oonindo ha visto taaantas cosas. Y aún así... —entrecerró los ojos—. te acepto formalmente como mi aprendiz. A partir de hoy trabajaremos en tu adoctrinamiento para convertirte en el herrero que deseas ser. Aprenderás las bases del oficio, su historia, la de los Señores del Hierro, la respetarás y le harás honor con tus creaciones. No será sencillo, al contrario, habrá ocasiones en las que querrás desistir. Llegará el punto en que la forja se convertirá en tu infierno personal. El calor te agobiará. Las manos te dolerán. Supera las dudas y los temores, y sólo así, serás uno de los nuestros.
—Y sólo así, serás uno de los nuestros.